El Pescador

Una gran experiencia pezcando

Era un viejo que pescaba solo en un bote y hacia ochenta y cuatro días que no pescaba nada. En los primeros cuarenta días lo acompañaba un muchacho. Pero después de cuarenta días sin haber pescado los padres del muchacho le habían dicho que el viejo estaba definitivamente salado, lo cual era la peor forma de la mala suerte, y por orden de sus padres el muchachohabía salido en otro bote que regresar todos los días con su bote vacío, y siempre bajaba a ayudarle a cargar los rollos de sedal o el bichero y el arpón y la vela arrollada al mástil. La vela estaba remendada, parecía una bandera en permanente derrota.
El viejo era flaco y muy cansado, con arrugas profundas.
Las manchas del benigno cáncer de la piel que el sol produce con sus reflejos en elmar tropical estaban en sus mejillas. Esas pecas corrían por los lados de su cara hasta bastante abajo y sus manos tenían las hondas cicatrices de las cuerdas cuando sujetan los grandes peces. Pero ninguna era reciente.
Todo en él era viejo, salvo sus ojos; y estos tenían el color mismo del mar y tan alegres. –Felipe -le dijo el muchacho trepando desde la orilla donde quedaba parado el bote-. Yopodría volver con usted.
El viejo había enseñado al muchacho a pescar y el muchacho le tenía cariño.
-No, yo sé que tú sales en un bote que tiene mucha suerte. Sigue con ellos. Dijo el viejo
-Pero recuerde que una vez llevaba ochenta y siete días sin pescar nada y luego pescamos peces grandes todos los días durante tres semanas.
-Lo recuerdo y yo sé que no me dejaste porque hubieses perdido laesperanza. Dijo el viejo
-Fue papa quien me obligo. Soy un chiquillo y tengo que obedecerle.
-Lo se es completamente normal. Dijo el viejo.
-Papa no tiene mucha fe.
-No. Pero nosotros, si ¿verdad?
-Si, ¿Me permite brindarle una cerveza en la terraza?, Dijo el muchacho. Luego llevaremos las cosas a casa.
-¿Por qué no? –Dijo el viejo.
Se sentaron en la Terraza. Muchos de los pescadores sereían del viejo, pero él no se molestaba. Otros entre los más viejos, lo miraban y se ponían tristes. Pero no lo manifestaban y se referían cortésmente.
Los pescadores que aquel día habían tenido éxito habían llegado y habían limpiando sus agujas y las llevaban tendidas sobre dos tablas, dos hombres tambaleándose al extremo de cada tabla, ala pescadería donde esperaban a que el camión del hielolas llevara al mercado, a la Habana. Los que habían pescado tiburones, los habían llevado a la factoría de tiburones, al otro lado de la senada, donde les sacaban los hígados, les cortaban las aletas y los desollaban y cortaban su carne en trozos para salarla.
Cuando el viento soplaba del Este el hedor se extendía a través del puerto, procedente de la fabrica de tiburones; pero hoy no se notabamas que un débil tufo porque el viento había vuelto al norte y luego había dejado de soplar. Era agradable estar allí, al sol en la Terraza
-Santiago –dijo el muchacho.
-Que –dijo el viejo.
Con el vaso en la mano pensaba en las cosas de hace muchos años.
-¿Puedo ir a buscarle sardinas para mañana?
-No. Ve a jugar al Futbol. Todavía puedo remar y Rogelio tirara la atarraya.
-Me gustaría ir.Si no puedo pescar con usted me gustaría ayudarlo de alguna manera
-Me has pagado una cerveza. Ya eres un hombre. Dijo el viejo
-¿Qué edad tenia cuando me llevo por primera vez en un bote?
-Cinco años. Y por poco pierdes la vida cuando subí aquel pez demasiado vivo que estuvo a punto de destrozar el bote.
¿Te acuerdas?
-Recuerdo como brincaba y pegaba coletazos, y que el bote se rompía, y elruido de los garrotazos. Recuerdo que usted me arrojo a la proa, donde estaban los sedales mojados y enrollados. Y recuerdo que todo el bote se estremecía, y el estrepito que usted armaba dándole garrotazos, como si talara un árbol, y el pegajoso olor a sangre que me envolvía.
-¿Lo recuerdas realmente o es que yo te lo he contado?
-Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos.
El...