El Porfiriato

En su retórica contra Lerdo de Tejada, Porfirio Díaz había sido no solo anti-reeleccionista sino también anti-imperialista. Una vez vencedor, Díaz se mostró cauteloso, se declaró solo presidente provisional y convocó a elecciones.
Apenas tomadas las riendas del poder, don Porfirio se empeñó en cambiar la imagen de México. Se fijó como primera tarea cubrir con religiosidad los abonos de la reciénfirmada convención con Estados Unidos, cuyo primer pago estaba por vencer. Reunió a los comerciantes más acaudalados, les pidió colaboración y como pudo reunió el total.
El aislamiento a que lo había obligado Estados Unidos, hizo a Díaz buscar la reanudación de relaciones con los países europeos, suspendidas desde hacía más de diez años; esta apertura terminó con la independencia diplomáticaexclusiva con el vecino norte.
Pero donde Díaz mostró instinto político innato fue en el manejo de la política interna. Supo aprovechar un decreto juarista que separaba el mando político del militar; así debilitó a los comandantes generales y empezó a hacer lo mismo con los caciques, de la manera más ruda y maquiavélica, sin tocarse el corazón cuando había que usar la violencia.
Su primer periodofue de tanteos, por lo que cambió constantemente de ministros, más al final se movía con seguridad y manejó hábilmente la sucesión, que aseguró para su compadre, el ex-conservador Manuel Gonzáles.
Antes de abandonar la silla presidencial en diciembre de 1880, había puesto en marcha su otra gran meta: el desarrollo de vías férreas. Se decidió a aprobar las dos primeras grandes concesiones paraconstruir las dos largas líneas férreas que unirían a la capital con dos puntos de la frontera con los Estados Unidos; estas medidas sellarían el trágico destino de la economía mexicana: convertirse en complementaria de la de los Estados Unidos.
El 1° de diciembre de 1880 ascendía a la ansiada silla presidencial Manuel Gonzáles. El nuevo presidente continuó desarrollando la obra de Díaz. Aunquemanejó mejor que Díaz su gabinete, Gonzáles permitió tal corrupción que su desprestigio favoreció la vuelta de Díaz, preparada mediante una enmienda constitucional que aprobaba la reelección, siempre que no fuera inmediata.
El Díaz que retomaba el poder en 1884 era un hombre nuevo; había madurado como político. Por un lado, conocía el terreno que pisaba; por el otro, se había pulido, perdido sutorpeza social luego de celebrar segundas nupcias con Carmen Romero Rubio.
Su habilidad para dividir y descubrir las intenciones de los que le rodeaban, le permitieron dominar las voluntades. Para reelegirse en 1888 desarrolló un esquema maquiavélico: hizo creer a tres de sus ministros (Romero, Carlos Pacheco y Manuel Dublán) que cada uno era su candidato a la presidencia con lo que gano susadhesiones; luego el más fuerte, Romero, se encargó de liquitar a los otros, después de apoyar a Díaz porque temía quedar eliminado.
El congreso aprobó la posibilidad de reelección tan solo una vez. Una vez reelecto en 1888, fue empujando la vuelta al texto original de la Constitución de 1857, que no tenía restricciones al respecto.
El orden fue acorralando a la libertad, pero no de manera drástica, sinopaulatinamente; como la gente estaba harta del desorden, le dio la bienvenida a la nueva dictadura. Gracias a los ferrocarriles, centralizó el mando militar y controló al ejército. Las voces de protesta se oían aquí o allá pues la libertad se convertía en una meta lejana que alguna vez se alcanzaría.
Una élite política e intelectual auxilió a Díaz para hacer aceptables los nuevos fines, llamadoscientíficos o “cientísicos”, como se les ridiculizó, le dieron lustre al gobierno de Díaz, colaboraron con él y lo apoyaron porque les convenía, no sin dejar de criticarlo veladamente cuando lo creyeron necesario. Constituidos en el partido de la Unión Liberal en 1892, apoyaron la reelección de Díaz, al tiempo que advertían que “el pueblo tiene hambre y sed de justicia”.
Varios de los...