El porvenir de una ilusion
Capitulo III
¿En que reside el valor particular de las representaciones religiosas? Se ha hablado de una hostilidad a la cultura, producida por la presión que ella ejerce, por la renuncia de lo pulsional que exige. Imaginemos canceladas sus prohibiciones: seria licito escoger como objeto sexual a la mujer que a uno le guste y eliminar sin reparos a losrivales que se la disputen, o arrebatarle un bien a cualquiera sin pedirle permiso. Claro que enseguida se tropieza con la dificultad: los demás tienen justamente los mismos deseos que yo y no me dispensaran mejor trato que el de yo a ellos. Solo un tirano podrá devenir dichoso mediante esta cancelación de limitaciones culturales.
Pero con la cancelación de la cultura, solo quedaría el estado denaturaleza, que es mucho mas difícil de soportar. Es verdad que la naturaleza no nos exigia limitar en nada nuestras pulsiones, las consentía; pero tiene su modo eficaz de limitarnos: nos mata de una manera fría, cruel y despiadada y acaso a raíz de las mismas ocasiones de nuestra satisfacción. Justamente por esos peligros con que la naturaleza nos amenaza, nos hemos aliado y creado la cultura, queentre otras cosas también debe posibilitarnos la convivencia. Y su principal tarea, su genuina razón de existir, es protegernos de la naturaleza.
En la naturaleza están los elementos que parecen burlarse de todo yugo humano: la Tierra, que tiembla y desgarra, el tifón, el agua que lo ahoga todo, las enfermedades y el doloroso enigma de la muerte. Con estas violencias la naturaleza se alza contranosotros, grandiosa, cruel, despiadada, así nos pone de nuevo ante los ojos de nuestra endeblez y desvalimiento, del que nos creíamos salvados por el trabajo de la cultura.
La vida es difícil de soportar. La cultura de que forma parte le impone ciertas privaciones y otra cuota de padecimiento le es deparada por los demás hombres. Y a ello se añaden los perjuicios que le ocasiona la naturaleza noyugulada (destino). Un continuo estado de expectativa angustiante y una grave afrenta al narcisismo debían ser las consecuencias de tal situación.
El individuo siente hostilidad por la cultura, pero ¿Cómo se defendería de los hiperpoderes de la naturaleza, del destino? La cultura lo dispensa de esta tarea
Humanizar a la naturaleza: Contra las fuerzas y destinos impersonales nada se `puede. Pero sien los elementos hierven pasiones como en el alma misma; si ni siquiera la muerte es algo espontaneo, sino el acto violento de una voluntad maligna; si nos rodean en la naturaleza seres como los de nuestra propia sociedad, entonces uno cobra aliento, se siente en su casa en lo ominoso (desconocido), puede elaborar psíquicamente su angustia sin sentido. Todavía se esta indefenso, pero ya noparalizado y desvalido: al menos uno puede reaccionar y hasta quizá ni siquiera se esté indefenso, puesto que contra esos superhombres pueden emplearse los mismos medios de que uno se sirve en su propia sociedad.
Esta situación en efecto, tiene un arquetipo infantil. No es sino la continuación de otra, inicial: en parejo desvalimiento de había encontrado ya una y otra vez, de niño pequeño, frente a unapareja de progenitores a quienes se temía con fundamento, sobre todo al padre, pero de cuya protección también se estaba seguro contra los peligros. De modo semejante, el hombre no convierte a las fuerzas naturales en simples seres humanos con quienes pudiera tratar como lo hace con sus pares, pues ello no daría razón de la impresión avasalladora que le provocan; antes bien, les confiere carácterpaterno, hace de ellas dioses, en lo cual obedece no solo a un arquetipo infantil, sino también a uno filogenético.
Con el paso del tiempo, se observan por primera vez regularidades y leyes en los fenómenos de la naturaleza, cuyas fuerzas pierden entonces su rasgo de humano. Pero el desvalimiento de los seres humanos permanece, y con el su añoranza del padre, y los dioses. Estos retienen su...
Regístrate para leer el documento completo.