El positivimo en la educación en Chile









La educación cientificista y sus consecuencias
















Asignatura: Seminario de ciencias



Es lunes en la tarde y me siento a hacer la tarea de PSU matemática para el día siguiente. Y no es de floja que no la hice antes, si no que el trastorno obsesivo compulsivo que he desarrollado sobre mi tiempo no me lo permite. La tarea de PSU se hace el lunes.El resto de los días se dividen las otras materias y los estudios para las tres pruebas que en diciembre definirán si merezco o no entrar a la carrera que quiero. Ejercicio número uno: calcule la masa atómica de los anillos de Saturno. No, es sólo una factorización, sin embargo es probable que entendiera más si me pusieran un texto sobre el origen del universo delante, en lugar de una cuidadosaselección de números y letras que no tienen para mi más sentido que la sonrisa de la Mona Lisa. Media hora después, el progreso ha sido escaso. Con suerte, habré resuelto un par de preguntas y comienzo a frustrarme porque me siento tonta. Pero, ¿por qué me siento así? Pues porque si el resto de tus compañeras puede resolver los ejercicios, tu también deberías poder, me dirían ciertas personas. Noobstante, ¿a quién se le ocurrió que yo, por arte de magia, tengo plenas capacidades para transformar ese grupo de símbolos en otro grupo "correcto"?. No estoy diciendo que no sé sumar dos más dos (aunque hasta el día de hoy las tablas me causan complicación), ¡pero no voy a pedir |1/4| x X + 2 de pan en la panadería! Así que un día le pregunté a mi mamá por qué tenía que aprender todas esas cosassi no las iba a usar jamás en mi vida, y ella me respondió: "¡para usar la cabeza!"… Por lo que yo sé, hay infinitas otras maneras de evitar la formación de telarañas allí dentro. Lo triste de esta situación es que al parecer, a los ojos de mi madre y de muchos otros, son las asignaturas matemáticas y científicas las que realmente aportan algo a mi pobre mente vacía de conocimiento, mientras quehistoria y lenguaje prácticamente están en mi horario para rellenar el tiempo muerto, ¡y para qué hablar de filosofía! Casi parece que le duele al sistema de educación regalarnos esas míseras dos horas semanales a partir de tercero medio. Parece ser que la máxima expresión de éxito a la que un alumno puede aspirar es un puntaje nacional en matemática. Esto se debe a que el positivismo, la corrientefilosófica que plantea que el único conocimiento “auténtico” es el científico, ha influido de tal manera en la educación que los alumnos humanistas suelen ser menospreciados y cada vez se le intenta quitar más importancia a las disciplinas de esa índole, afectando así nuestra formación íntegra como seres humanos.

Seguramente habrá quienes nieguen que el cientificismo ha ejercido alguna clasede influencia en la educación tradicional, pero esto se puede desmentir con un simple argumento: hasta segundo medio, yo personalmente, tuve quince horas semanales de asignaturas científicas (matemática, biología, química y física) y sólo diez de humanistas (lenguaje e historia). A simple vista se puede apreciar la falta de balance que afecta a los planes de estudio. A esto se suma el hecho de queincluso las humanidades se imparten de la manera más enciclopédica posible, dando más importancia a hechos y fechas concretas que a la ambigüedad de estas. De la misma manera que el positivismo apunta hacia la respuesta en lugar de la reflexión en torno a la pregunta, la educación también lo hace.

Hace tan solo una semana, no recuerdo a raíz de qué, una persona cuya identidad no revelaré porel bien de su propia reputación tuvo el descaro de decirme que a nosotras (las alumnas humanistas), nos regalan las notas. Si bien es cierto que la mayoría de las veces el calendario de las científicas se encuentra más lleno que el de nosotras y que sus evaluaciones suelen ser más complicadas en cierto sentido, no quiere decir que me pase la tarde anterior a una prueba de historia electivo...