el pricipe feliz

Páginas: 15 (3529 palabras) Publicado: 7 de noviembre de 2013
El príncipe feliz
Oscar Wilde.
La estatua del Príncipe Feliz se alzaba sobre una alta columna, desde donde se dominaba toda la ciudad. Era dorada y estaba recubierta por finas laminas de oro; sus ojos eran dos brillantes zafiros y en el puño de la espada centelleaba un enorme rubí purpura. El resplandor del oro y las piedras preciosas hacían que los habitantes dela ciudad admirasen al Príncipe Feliz más que a cualquier otra cosa. –Es tan bonito como una veleta-comentaba uno de los regidores de la ciudad, a quien le interesaba ganar reputación de hombre de gustos artísticos-; claro que en realidad no es tan práctico– agregaba, porque al mismo tiempo temía que lo consideraran demasiado idealista, lo que por supuesto noera. – ¿Por qué no eres como el Príncipe Feliz –le decía una madre afligida a su pequeño hijo, que lloraba porque quería tener la luna–. El Príncipe Feliz no llora por nada. –Mucho me consuela elver que alguien en el mundo sea completamente feliz –murmuraba un hombre infortunado al contemplar la bella estatua. –De verdad parece que fuese un ángel –comentaban entre ellos los niños del orfelinato al salir de la catedral, vestidos con brillantes capas rojas y albos delantalitos.– ¿Y como saben que aspecto tiene un ángel? –Les refutaba el profesor de matemáticas– ¿Cuándo han visto un ángel? –Los hemos visto, señor. ¡Claro que los hemos visto, en sueños! –le respondían los niños, y el profesor dematemáticas fruncía el ceño y adoptaba su aire más severo. Le parecía muy reprobable que los niños soñaran. Una noche llego volando a la ciudad una pequeña golondrina. Sus compañeras habían partido para Egipto seis semanas antes, pero ella se había quedado atrás, porque estaba enamorada de un junco, el más hermoso de todos los juncos de laorilla del rio. Lo encontró a comienzos de la primavera, cuando revoloteaba sobre el rio detrás de una gran mariposa amarilla, y el talle esbelto del junco la cautivo de tal manera, que se detuvo para meterle conversación. – ¡Puedo amarte? – le pregunto la golondrina, a quien no le gustaba andarse con rodeos.El junco le hizo una amplia reverencia. La golondrina entonces revoloteo alrededor, rozando el agua con las alas y trazando surcos de plata en la superficie. Era su manera de demostrar su amor. Y así pasó todo el verano.– Es un ridículo enamoramiento – comentaban las demás golondrinas–; ese junco es desoladoramente hueco, no tiene un centavo y su familia es terriblemente numerosa–. Efectivamente toda la ribera del rio estaba cubierta de juncos.
A la llegada del otoño, las demás golondrinas emprendieron el vuelo, y entonces la enamorada del junco se sintió muysola y comenzó a cansarse de su amante. – No dice nunca nada– se dijo–, y debe ser bastante infiel, porque siempre coquetea con la brisa. Y realmente, cada vez que corría un poco de viento, el junco realizaba sus más graciosas reverencias....
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