El Principe

EL PRINCIPE
Si los grande centenarios o los centenarios de los Grandes de la humanidad, para hablar con mayor precisión han de servir de algo, si no han de limitarse a la conmemoraciónprotocolaria del personaje en cuestión, deben ser incentivo para explorar aspectos inéditos de su vida o de su obra, o por lo menos para encerarlo con los problemas de nuestro tiempo, y preguntarnos si puedeaquél aún contribuir, y en qué medida, a su solución.
Uno y otro requerimiento, en el caso de Maquiavelo, son plenamente vigentes en esta actualidad del quinto centenario. Aspectos inéditos, a decirverdad será muy difícil encontrarlos después de las grandes biografías de Maquiavelo escritas por Tomassini, Villari y Ridolfi, amén del hecho de que entre apologistas y detractores, sobre Maquiaveloparece haberse dicho todo cuanto humanamente es posible decir.
Por extraño que parezca, no es sino hasta estos años últimos cuando el pensamiento maquiavélico ¡al fin! De apreciar con toda laobjetividad deseable en el pensamiento maquiavelino.
Nicolás Maquiavelo fue un escritor extraordinariamente fecundo, y en todos los muchos y variados géneros que cultivo con la sola excepción de sus poesías,decididamente mediocres, de suprema excelencia.
En 1870, al consumarse definitivamente la unidad Italiana, parecía como que Maquiavelo pudiera al fin entrar, como diría nuestro poeta, en la regiónazul de la serenidad, pero todavía no es así, sino que continúa, por largos años aún, en activa beligerancia. La unidad Italiana, en efecto, liquidaba de hecho, pero no derecho, a completa satisfacciónde ambas partes, la llamada cuestión romana, en la Maquiavelo, sin ninguna interpretación violenta esta vez si tenía algo o mucho que decir, en cuanto adversario resulto del poder temporal de laiglesia.
La historia sin embargo, ha de ser completa, y no sería en lo que vamos diciendo, si no la completáremos con un par de precisiones, la primera, que Cesar Borgia, no era en modo alguno un caso...