el principito

“Enseñé mi obra de arte a las personas mayores y les pregunté si mi dibujo les daba miedo. — ¿Por qué habría de asustar un sombrero?— me respondieron. Mi dibujo no representaba un sombrero.Representaba una serpiente boa que digiere un elefante. Dibujé entonces el interior de la serpiente boa a fin de que las personas mayores pudieran comprender.” El principito-Antoine de Saint-Exupery.
Estaobra de tan pocas páginas aporta y trasciende a todos aquéllos que hemos tenido la oportunidad de leerla, estoy segura que aportó diferentes cosas en cada una de las 4 o 5 ocasiones en que la he leído,en esta ocasión desde la mirada del coaching aporta para ejemplificar el tipo de observador que somos y aquel que podemos ser.
Desde la etapa más temprana de nuestro desarrollo, es decir durantenuestra niñez, vamos creando la necesidad de apegarnos a normas y reglas para parecernos cada vez más a los adultos que tenemos o hemos tomado como ejemplo, en esta etapa esta por demás saber si lasideas o valores de quienes tomamos como héroes, tienen un fundamento que provenga desde el ser, o si se trata de creencias que tienen que ver más con apaciguar el ego, o bien con el uso de esas máscarasque utilizamos cuando nuestro yo esta debilitado e imposibilitado para defenderse desde lo autentico, dejando de lado el que dirán.
Cuando no vamos convirtiendo en personas mayores vamos entrenandolo que somos para ver de un solo lado, hay un solo ángulo de observación que anula un mundo de posibilidades y fue entonces a través de esta lectura que me di a la tarea de elaborar preguntas como:En qué momento sucumbí ante la idea de que mi dibujo dejará de representar una boa digiriendo un elefante, para convertirse en el dibujo de un sombrero?
Es motivo suficiente el que otros, aúnsiendo mayoría vean un sombrero en lugar de un elefante, para que yo abandone mi mirada diferente?
No se trata de necedad, tampoco de poder, sino de observar con la mirada de la fe, aún cuando muchos no...