“EL PROBLEMA AL QUE SE ENFRENTA EL DOCENTE ANTE LOS NIÑOS AUTISTAS EN LA EDUCACIÓN BÁSICA”
Hoy es mi primer día impartiendo clases, ahora si como toda una maestra. Tanto tiempo esperando este momento y ¡por fin se hizo realidad! Quiero que todo salga perfecto. Me pase toda la noche en vela planeando mis sesiones con mis diferentes grupos y hasta hice ese material didáctico que tanto meexigían en la escuela. Estoy nerviosa, sí, pero trataré de tranquilizarme para que mis alumnos no lo noten. ¿Qué puede pasar? lo tendré todo bajo control. Llegué puntual como de costumbre, me presente ante el director de mi nueva escuela y él muy amablemente me acompañó hasta mi grupo para indicarme dónde se encontraba. Comienza la clase, aplico una técnica para conocer a mis alumnos y después empezarécon mi tema. Apenas han pasado 20 minutos frente a mi primer grupo y me he percatado que algo no anda bien con un alumno. Está muy distraído. Me acerco hasta él para llamarle la atención y trato de no evidenciarlo; no me escucha, me ignora completamente. Sólo mira su lápiz y ríe como si fuera un tonto. Para no enojarme, vuelvo al pizarrón y explico de nuevo el tema. Ha terminado mi sesión, ¡quérápido pasa el tiempo! no pude concentrarme como yo hubiese querido, pues me preocupa la actitud de aquel jovencito. Toda la clase se la pasó observando detenidamente su lápiz, le daba vueltas, lo olía, lo lamía y parecía que eso le hacía mucha gracia. Antes de irme al otro grupo, decido acercarme de nuevo a él para explicarle que hay reglas del salón y algunas de ellas son poner atención y trabajar.No logré nada. Cuando le hablo a alguien me gusta que me miren a los ojos, y este pequeño no lo hizo. Lo tomo del brazo suavemente para mostrarle confianza y de pronto él comienza a gritar frenéticamente e intenta morderme. Me asusté mucho, salí corriendo a avisarle al orientador lo que ocurría, también se sorprendió. Su solución fue hacer un seguimiento del niño antes de llamar a sus padres.Después de una semana, el comportamiento de aquel infante fue el mismo: está ausente, no mira a nadie y tampoco habla, ni intenta hacerlo; durante este tiempo de vigilancia, ocurrió algo nuevo: sufrió un ataque, una crisis que terminó en una convulsión. No supe qué hacer. Me asusta pensar que mi alumno pueda estar terriblemente enfermo… ¿qué tiene?, ¿qué le pasa?, ¿por qué actúa así?, ¿qué puedo hacerpara ayudarlo? es lo único que puedo pensar en este momento… estoy atónita, ¡no sé qué hacer!
Preguntas y más preguntas invaden la mente de los maestros cuando se enfrentan a situaciones “anormales” en el salón de clases. En ocasiones, no saben qué hacer y optan por pedir un cambio de plantel, otros tantos deciden hablar con los padres de familia para informar el mal comportamientoobservado del alumno, pues piensan que probablemente sea porque se trata del típico niño consentido, sin saber que esas actitudes extrañas puedan deberse a una enfermedad y es hasta entonces que canalizan al estudiante con un especialista para que pueda ayudarlo. La última parece ser la opción más sensata en un caso así.
El maestro se enfrenta a demasiados retos y adversidades a lo largo tanto desu preparación académica como del desempeño de su trabajo, uno de ellos es lograr que sus alumnos desarrollen habilidades, valores, destrezas y adquieran conocimientos para que más tarde puedan aplicarlos en su vida, pero ¿cómo alcanzar este objetivo si el alumno padece alguna enfermedad que le impide desarrollarse como un niño “normal” o bien, que puede hacer más lento su proceso de aprehensióndel conocimiento? y he aquí la incertidumbre de si puede asistir o no el niño o niña a una institución común o debe ir a una especial donde puede recibir las atenciones pertinentes.
Sabemos que las Escuelas Normales son instituciones formadoras de docentes. Es aquí donde los futuros maestros se empapan de conocimientos, mismos que en un futuro transmitirán a sus alumnos, pero estos...
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