El puñal en la garganta

El puñal en la garganta Rosa Montero

“Cada vez soporto menos el verano en Madrid”, pero además de esto, tengo que soportar el mal carácter de Diego; ya casi no queda nada delhombre del cual me enamoré, no me causa la más mínima sorpresa de esta desilusión, porque el consumo de licor, cada vez se hace más parte de su vida.

Ella: — ¿Lo dejaré? .... ¿Tendré el valorsuficiente para hacerlo? ... mmmm ¡Aun lo sigo amando!... Y, si me alejo perdería mi pasión y la ilusión de que la existencia podía ser un lugar mejor. — pensó cuidadosamente.
Una tarde, de regreso alhotel, encontré a Diego esperándome. No se notaba una expresión incómoda. De inmediato de forma grosera arrojó uno de los vestidos chinos.
Diego: — ¡Póntelo, vamos a empezar los ensayos! — dijo con untono de voz atemorizante.
Ella: — Creo que había dejado muy en claro que no íbamos en ensayar juntos, Diego. ¡No pienso hacerlo aunque me obligues! — exclamó con brazos cruzados mientras que un friorecorría la espalda.
Diego: —No te he pedido tu opinión, te estoy diciendo que te los pongas. — dijo nuevamente.
Ella: Alzando el tono de voz dijo: — ¡No pienso hacerlo!
Diego, sin articularpalabra o gesto, inmediatamente recurrió a la fuerza bruta. Un par de bofetadas habían rozado mi rostro. Sin poner objeción, el miedo se apoderó de mí. El desafío había culminado, creo que lo que Diegoesperaba era levantarme la mano. Pero, la furia había desaparecido solo quedaba su fría determinación.
Diego: — ¡Póntelo! —dijo fríamente.
Aturdida me desnudé ante él, como lo había hecho variasveces, disfrutando la sensualidad y dejándome llevar por la pasión del momento, pero lo extraño era que ahora su mirada era tóxica para mí, me quemaba la piel. Me vestí con el quimono, pero sentí unrevuelo en mi estómago, un espasmo de miedo.
Ella: — Estoy lista. Podemos empezar con tu ensayo. —dijo resignada como prisionera que va a ser ejecutada en la horca.
Diego: —Listo, ponte frente al...