el puente
TERE. — ¿Pero es posible que se ponga del lado de esos vagos, que están todo el día haraganeando?
PADRE (como diciendo: señorita, no sea tonta). — ¡Usted ve que yo
estoy de este lado de aquí, y ellos están de aquel lado de allá!
TERE. — Sí, bueno, pero los defiende.
PADRE (se levanta, un poco aburrido ya). — ¿Cómo no voy a defender a un muchacho que segúndeclaraciones del mismo señor esposo de la señora, es un ayudante ejemplar?
TERE. — Ah, sí.
PADRE (continuando). — El error en que toda “vuestra” clase incurre, queridas señoras, es el de pensar que “sois” diferentes... (Pequeña pausa.) Un día, Jesucristo dijo: Todos en este mundo son iguales... o algo por el esTilo. Desde entonces, hasta el más tonto lo sabe; y si a alguien se le ocurrierarepetirlo ahora, lo llamarían Perogrullo. Pero sin embargo, eso es lo que menos se ve. Ejemplo: “vosotras” “habéis” hablado de esos muchachos como de gente diferente.
Pero no “habéis” pensado, “queridas señoras”, en que ellos están allí... ¡porque nosotros estamos aquí!23
ELENA. —Déjalo. No tiene cura. (Padre hace un gesto cómico y vuelve a su sillón. Comienzan a sonar campanas, con el mismo ritmo delprincipio; Padre toma el teléfono desupés de consultar su reloj.)Por favor, no ocupes el teléfono que puede llamar Luis. (Mira también el reloj mientras Padre se sienta, resignado.) ¡Qué
barbaridad! ¡Ya son las once menos cuarto!
TERE (después de un corto silencio cubierto por las campanas). — ¿Por qué no tratas de comunicarte?
ELENA. — Es imposible. Lo he intentado varias veces pero no lo heconseguido. (Las campanas terminan su redoble con dos campa nadas aisladas. Elena, después de la pausa, al Padre.) ¿No vas a ir a misa, hoy?
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PADRE (aún enfurruñado). — Sí.
ELENA. — ¿Qué esperas?
PADRE. — Todavía hay tiempo. Voy a misa, no a lucir algún modelito.
(Lee.)
TERE (queriendo ser oportuna). — ¡Che, pero cómo está tu papá hoy!
ELENA. — ¿Hoy? ¡Hoy está tranquilo!
TERE(guiñándole un ojo). — Lo que me extraña es que todavía vaya a misa...
PADRE (que no leía). — Voy a misa, sí. Todavía me queda eso.
ELENA. — Ah, sí. Porque él habla mucho, ¿sabes? Pero perdé cuidado que nunca va a salir a la calle a tirar una bomba.
PADRE (con sus cosas). — Voy a misa, sí. Después de todo, es la mejor manera que tengo de emplear el tiempo.
ELENA (aguda). — ¡Sí, haces bien, haces bien!TERE. — Teñe cuidado, que no vaya a encontrar otra manera. (Ríe estúpidamente.)
ELENA. — ¡Pobre de mí!
PADRE. — No... ya no... (Lo dice muy lentamente; se levanta disgustado
consigo mismo, deja el diario y se va hacia adentro.)
TERE (después de espiar la retirada del Padre). — Elenita, ¿podría pasar un minuto al tualet24?
ELENA. — ¡Pero cómo no! ¿Por qué no me dijiste antes?
TERE. — Porqueno... Estaba tu papá, ¿sabes?
ELENA. — Pero vení, pasa. Por aquí, vení. (Se van por otra puerta.
‘ tualet. transcripción fonética de la voz francesa toilette.
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Inmediatamente entra el Padre, colocándose el sombrero. Cuando atraviesa el living, ve la botella y las copitas sobre la mesa baja y se detiene. Despreocupadamente se sirve y toma de una de las copitas. Entonces vuelve Elena sola;levantándole la bandeja, la botella y la otra copita.) ¿Dónde estuviste anoche?
PADRE (con leve sorpresa). — ¿Por qué?
ELENA. — ¿Acaso no viniste tardísimo?
PADRE (pausita). — Estuve con unos amigos.
ELENA (fría y tranquilamente). — Jugando.
PADRE (se rebela como un niño que quere ocultarlo evidente). — ¡Quién dice que tuve que estar jugando, vamos a ver!
ELENA (siempre fría y calma). — ¿Quéestuviste haciendo?
PADRE (le devuelve la mirada. Tiene las manos en los bolsillos, un montón de rabia en el rostro). — Jugando. (Su voz es más fuerte que la de Elena.) Y gané. (Saca una de sus manos del bolsillo y enseña un
montoncito de billetes.) Uno por uno. Con laboriosidad de hormiga.
ELENA (destemplada). — Mira, papá. Esto se tiene que terminar.
PADRE (arrancando para irse). — Bueno,...
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