El quijote y la gastronomía
Tulio Frasson Lindley
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos lo sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura losdomingos consumían las tres partes de su hacienda.
Cervantes, El Ingenioso hidalgo… 1604, Primera parte, Capítulo I.
Así inicia -como es de sobra conocido- su genial obra el no menos genial Cervantes.
E igualmente así nos enteramos que don Alonso Quijano no gozaba de fortuna pese a su condición social.La hidalguía, gestada en el Medioevo, tendría después una incidencia decisiva en el acontecer de los siglos XVI y XVII. La novela picaresca haría de la vanidad y de la pobreza de los hidalgos motivo de burla y sarcasmo.
Capel, La gula en el Siglo de Oro, 1996, p20.
Quevedo,por ejemplo, caricaturiza con ironía las costumbres y modo de vida de esta clase desposeída, que se obstina en “aparentar una elevada posición social”.
Somos susto de los banquetes, polilla de los bodegones y convidados por fuerza; sustentámonos así del aire, y andamos contentos. Somos gentes que comemos un puerro y representamos un capón…Quevedo, La vida del Buscón…, 1626, capítulo VI.
Si bien es cierto que en la novela existen más referencias culinarias, este párrafo nos ilustra sobre la dieta habitual de un hidalgo medio en la Castilla del siglo XVII.
La olla o ‘cocido’, de carne, tocino, verduras y legumbres, era el plato principal de la alimentación diaria (a menudo,para comer y para cenar).
Este guiso, característico de los judíos españoles hasta el siglo XV, se conocía como adafina, vianda que los hebreos preparaban -sin el cerdo, por supuesto- los días viernes por las noches.
Colocada en un anafe, se dejaba cociendo hasta el día siguiente -metida entre los rescoldos- para servir de almuerzo sin encender el fuego, respetando el sabbat.
Comocontrapartida a la adafina judía, nace la olla cristiana, verdadera expresión de una cultura gastronómica de ‘arrastre’, en la que los cristianos, para dejar claras sus diferencias con las otras dos religiones, le añadían tocino y morcilla. (1)
Dice el refrán “vaca y carnero, olla de caballero”, y en aquellos tiempos la carne de res (buey, vaca, que no se mataba ternera) se cotizaba un tercio másbarata que la del carnero, ya que lo bovinos eran explotados al máximo. (2)
El carnero, por el contrario, gozó siempre de predilección en España (“Del mar el mero y de la tierra el carnero”). ¿Tendrá algo que ver la presencia musulmana en la península?.
El salpicón nocturno consistía en un aprovechamiento de las carnes sobrantes de la olla. Su versión más sencilla consistía en trocearlas yaliñarlas, en frío, con bastante cebolla, aceite de oliva, vinagre y, si acaso, algunas hierbas aromáticas.
Sobre los duelos y quebrantos existen varias teorías... tanto por el nombre como por la receta, de la que hay varias versiones: para unos no son más que huevos revueltos con torreznos y, tal vez, jamón o chorizo; para otros, los huevos se acompañan de panceta, tocino y sesos de ternera.Algunos autores sostienen que en época de Cervantes los sábados eran días sin carne por mandato eclesiástico. (3)
Ocurre que había algunas carnes 'sabadiegas', que sí que se podían comer en sábado: carnes poco 'nobles', como las vísceras.
Hay eruditos que explican que los sábados llevaban los pastores a su patrón los animales que habían muerto accidentalmente durante la...
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