El Rabo-Jose Ruibal
JOSE RUIBAL.
Estrenada el 27 de mayo de 1969 en Madrid España.
(Dos perros se encuentran, se saludan oliéndose el rabo; hacen pis levantando la pata y se vuelven a oler. Hay un perchero.)
P1: (Tratando de disimular le da un codazo al otro) ¡Chitst, chitst, que nos están viendo!
P2: ¿Quién? ¿Quién?
P1: ¿Quiénes van a ser? Los hombres.
P2: ¿Y qué? ¿Acaso ellos no hacencosas peores?
P1: Por supuesto, pero ya sabes como son. Nos olemos el rabo y ellos, los muy marranos, piensan lo peor.
P2: ¿Y no dicen qué no son nuestros mejores amigos?
P1: Ese es un cuento pasado de moda. Nuestro servilismo ha fabricado esa creencia, pero lo verdad es que los hombres, al mantenernos, aniquilaron nuestros mejores instintos.
P2: Los hombres son buenos.
P1: Nos hansobornado con su paternalismo.
P2: Creo que eres un desagradecido. (Vuelve a olerle.)
P1: ¡Que dejes eso! Nos están viendo. Pensaran lo peor.
P2: Creo que los hombres no son tan malvados.
P1:(Confidencial.) Si nos ven a dos perros oliéndonos el rabo, son capaces de levantarnos una calumnia o denunciarnos por depravados.
P2: Eres un extremista, olernos el rabo fue lo primero que nos enseñaronnuestros padres. ¿Crees qué nuestros padres iban a enseñarnos algo malo?
P1: Claro que no, pero los hombres ignoran nuestra verdadera historia.
P2: Los hay muy sabios.
P1: Sólo saben de sus cosas o del modo de sacarnos provecho. Pero de nuestros verdaderos problemas, ni una palabra.
P2: ¿Y por qué?
P1: (Despectivo.) Carecen de sensibilidad.
P2: Entre ellos se entienden.
P1: Aparentemente(Perro 2 vuelve a olerle.) ¡Cuidado, te estas pasando!
P2: Perdona, es la costumbre.
P1: ¡Pues corrígete! Los hombres de hoy, excitados por la publicidad y las películas pornográficas, son asquerosamente morbosos. Están viviendo lo que ellos llaman una civilización “sexy”.
P2: ¿Y eso qué es?
P1: Una verdadera revolución: los testículos, sublevados, se les suben al cráneo.
P2: (Se hacecruces.) ¡Que barbaridad!
P1: Por eso tenemos que estar atentos.
P2: Olernos el rabo es una necesidad.
P1: Pero no delante de los hombres. Por muy honestamente que nos olamos los rabos, ellos siempre pensarán que nos olemos lo otro.
P2: ¿Tú crees?
P1: ¡Pareces tonto! A tu edad ya deberías saber que los hombres en los demás solo ven sus obsesiones. Métete eso en la cabeza: sus obsesiones.
P2: Unmahometano pude mirar hacia la meca y un budista su ombligo, pero nosotros no podemos hacer con lo nuestro lo que nos dé la gana, nos está bien empleado por haber abandonado la selva y alcahuetear al hombre.
P1: (Aliviado.) ¡Al final has comprendido!
P2: Ahora lo veo clarísimo. (Indignado.) Nos imponen su hipócrita moral. Ellos nacen desnudos, se visten y luego andan desesperados por versendesnudos los unos a los otros, y siendo así se atreven a juzgarnos.
P1: Sí, sí, vivimos alienados.
P2: (Cada vez más decidido.) Habrá que romper esas cadenas. Olernos el rabo e una necesidad vital. ¿Qué hacer?
P1: Olernos clandestinamente.
P2: Eso es humillante. Debemos explicar las razones de por qué nos olemos, hay hombres comprensivos.
P1: No seas idealista.
P2: Si explicamos las causas deesa ceremonia, su verdadero origen, algunos hombres los más inteligentes, nos comprenderán. Y esos convencerán a los otros. Muchos hombres nos estiman de verdad.
P1: Eres una victima de su paternalismo. ¡Me das asco!
P2: No se puede ser tan pesimista. No es constructivo. Si no hacemos algo no saldremos del hoyo.
P1: ¿Crees qué nuestros antepasados no lo han intentado? Si. Han acabado en lahorca o en la silla eléctrica según el grado de civilización.
P2: Yo no me resigno. ¿Qué tenemos que perder?
P1: (En el mismo tono.) ¿Aparte de nuestras cadenas?
P2: ¡Eso digo!
P1: La vida.
P2: Sin olernos la vida es indigna. Pese a todo, los hombres también progresan en sus sentimientos. Alguna vez mataron a sus profetas pero luego se arrepintieron.
P1: Siempre a destiempo.
P2: Tú me...
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