El Rancho De Lulo

EL RANCHO DE LULO
Hace mucho tiempo, en un lejano pueblillo, vivía una madre con su hijo. Un día la madre se puso muy enferma y el hijo no podía hacer nada ya que no eras más que un campesino pobre que vivía con ella. Al siguiente día él le dijo a su madre: -Madre mía, estás muy enferma, así quebuscaré todas las formas para poder ayudarte-, y la madre le contestó: -Hijo, yo sé que me quieres ayudar, pero no tienes ningún trabajo, ¿qué puedes hacer por mí en estos momentos? Solo dejarme y que Diosito me pueda sanar-. Entonces se puso apensar que haría para poder ayudar a su madre enferma. Exclamó: -¡Huy mi Señor! ¿Ahora qué puedo hacer para poder conseguir una chambita?, así sea por el bien de mi madre y que se sienta un poco mejor-. En esos momentos el hijo tenía muy mal ánimo y cualquier idea podría ser la mejor para su situación. Pensó:-Si me voy de viaje por un tiempito, tal vez pueda conseguir algo en mi rumbo y quizá, darle una buena medicina y una sonrisa a mi madre con mi pequeño trabajito, el cual no caería nada mal-. ¡Mañana mismo partiré! Dijo.
Al día siguiente, se levantó muy temprano y le explicó a su madre sus planes de conseguir un trabajito, aella le costó y le dolió pensar que su hijo se iría y la iba a dejar sola, pero sabía que era lo mejor para la familia y le dijo: -Hijo mío, me cuesta mucho saber que te vas a ir , pero está bien y me alegro que estés haciendo esto para que me puedas ayudar y a ti también, yaque es lo mejor y al rato no sabes si por ahí te puedas encontrar una jovencita que te guste y se casen. ¡Jajajaja!-. Dijo su madre, él le respondió: -¡Ay madre mía!, que cosas se te ocurren, esa no es mi mentalidad por ahora, aunque tal vez si el Señor me lo permite, algún día podré conocer alguien que sea igual que yo y compartamos juntos. Bueno madre, ha llegado la hora de emprender mi viaje-.La señora le dijo: -¡Hijo mío!-. Él le dijo: -¿Qué necesitas?-. Ella contestó:-¿No piensas llevar nada para comer en tu camino?-. El respondió: -Estaba tan concentrado en mi objetivo, ¡que se me olvidó!-. La madre dijo: -¡Hummm!, puede que yo esté enferma pero eso no me impide preparartealgo, así que ten, toma este gallito y el pinto que está allí en la cocina, el refresco que está casi a la par de la madera y el cafecito embotellado que está sobre la mesa-. El muchacho le respondió: -¡Muchas gracias madre! te voy a sorprender con lo que voy a conseguir, ¡tendré queser muy positivo para realizar esto!-. Así que se despidió de su madre con lágrimas y montando su yegua siguió su camino hacia donde le reparara el destino. Partiendo se escuchaba la voz de su madre diciendo: -¡Adiós! Hijo mío, cuídate,...