EL RASTRO DE TU SANGRE EN LA NIEVE
El martes amaneció turbio y helado, pero sin la llovizna, y Billy Sánchez se levantó desde las seis, y espero en la puerta del hospital junto con muchosparientes de pacientes enfermos cargados con muchos regalos y ramos de flores. Entro en el tropel, llevando en el brazo el abrigo de visón, sin preguntar nada y sin ninguna idea de donde podría estar NenaDaconte, pero sosteniendo por la servidumbre que había encontrado al médico asiático. Paso por un patio muy grande lleno de pájaros silvestres, a cuyos lados estaban los pabellones de los enfermos: lasmujeres, a la derecha, y los hombres, a la izquierda. Siguiendo a los demás visitantes, entro en el pabellón de mujeres. Vio una larga hilera de enfermeras sentadas en las camas con el camisón detapo del hospital, iluminadas por las grandes luces de las ventanas, y pensó que todo eso era más alegre de lo que se podría imaginar desde afuera. Llego hasta el extremo del corredor, y luego lorecorrió de nuevo en sentido contrario, hasta que reconoció al médico que estaba buscando.
Si era el, era el medico. Estaba junto con otrosmedicos y enfermeras, examinando a un enfermo. Billy sanchez entro enese pabellón, aparto a una de las enfermeras de su grupo, y se paro frente al medico asiático, que estaba inclinado sobre el enfermo. Lo llamo. El medico levanto sus ojos desolados, pensó uninstante, y entonces lo reconocio.
-¡Pero donde diablos te habias metido! –dijo.
Billy sanchez se quedo perplejo.
-En el hotel –dijo-. Aquí a la vuelta.
Entonces lo supo. Nena Daconte, por suerte, habíasalido la tarde del jueves 9 de enero, gracias a todos los conocimientos de los mejores médicos de Francia. Ella les pidió a los medios que por favor buscaran a Billy por todos lados y que no pararan debuscarlo hasta que lo encontraran. En todo Francia habian buscado su carro, el cual era un bentley, encontraron tres diferentes pero ninguno era el suyo.
Dado que Billy tenia demasiados...
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