El rastro de tu sangre en la nieve

El rastro de tu sangre en la nieve
Al anochecer, cuando llegaron a la frontera, Nena Daconte se dio cuenta de que el dedo con el anillo de bodas le seguía sangrando. Ella era casi una niña, con unos ojos de pájaro feliz y una piel de melaza que todavía irradiaba la resolana del caribe en el lúgubre anochecer de enero. Billy Sánchez de Ávila, su marido al contrario, de Nena Daconte era atléticoy tenía las mandíbulas de hierro de los matones tímidos. Pero lo que revelaba mejor su condición de ambos era el automóvil platinado lleno de regalos y el saxofón que había sido la pasión dominante de Nena Daconte antes de que sucumbiera al amor contrariado de su tierno pandillero de balneario.
Se habían casado tres días antes, a 10,000 kilómetros de allí en Cartagena de Indias, con el asombro delos padres de él y la desilusión de los de ella. Billy Sánchez y Nena Daconte Iban rumbo a Burdeos, donde Billy Sánchez estaba dispuesto a llegar esa misma noche, donde tenían reservada la suite nupcial del hotel Splendid, y no habría vientos contrariados ni bastante nieve en el cielo para impedirlo.
Habían empezado tres meses antes de la boda, un domingo de mar en que la pandilla de BillySánchez se tomó por asalto los vestidores de mujeres de los balnearios de Marbella. Nena Daconte tenía apenas dieciocho años, acababa de regresar del internado de Chatellenie, en Suiza, aquel era su primer domingo de mar desde el regreso. Se había desnudado por completo para ponerse el traje de baño, cuando de pronto empezó la estampida del pánico y no entendía lo que pasaba hasta que en su puertaapareció frente a ella el bandolero más hermoso que se podía concebir. Lo único que llevaba puesto era un calzoncillo de piel falsa de leopardo, y una esclava metálica de gladiador romano con una cadena enrollada en el puño de la mano derecha, que le servía de arma mortal. Habían estado juntos en la primaria y habían roto muchas piñatas en las fiestas de cumpleaños, pues ambos pertenecían a la estirpeprovinciana que manejaba a su arbitrio el destino de la ciudad desde los tiempos de la colonia, pero dejaron de verse por años que no se conocieron a primera vista. Nena Daconte permaneció inmóvil, sin hacer nada por ocultar su desnudez, en cambio Billy Sánchez cumplió entonces con su rito pueril: se bajó el calzoncillo y le mostro su respetable animal erguido. Ella lo miró sin asombro y dijo:-Los he visto más grandes y más firmes –, dominando el terror-, de modo que piensa bien lo que vas a hacer, porque conmigo te tienes que portar como un negro.
Lo único que se le ocurrió a Billy Sánchez fue darle un puñetazo de rabia contra la pared con la cadena enrollada en la mano, y se astillo los huesos. Ella lo llevo en su coche al hospital, lo ayudo a sobrellevar la convalecencia, y al finalaprendieron juntos a hacer el amor de la buena manera, llegaron a conocerse tanto mientras se le soldaban los huesos de la mano, que el mismo se asombró de la fluidez con que ocurrió el amor cuando ella lo llevo a su cama de doncella una tarde de lluvias en que se quedaron solos en la casa. Todos los días, durante dos semanas retozaron desnudos bajo la mirada atónita de los retratos de lasgeneraciones de los guerreros y abuelas insaciables que los había precedido en el paraíso de aquella cama histórica.
Cuando regresaron los padres de Nena Daconte el amor era tanto que ya no les alcanzaba el mundo para otra cosa y lo hacían a todas horas y buscaban nuevas aventuras y fue donde entendió lo que quiso decirle cuando ella le dijo que debía comportarse como un negro. Ya casados fue entonces,que 24 horas después de la boda se enteraron que tenía dos meses en cinta.
De modo que cuando llegaron a Madrid se sentían lejos de ser amantes. Los padres de ambos lo habían previsto todo. Antes del desembarco, un funcionario de protocolo subió a la cabina para darles los obsequios de sus respectivos padres a Nena Daconte un abrigo y a Billy Sánchez las llaves sin marca de un coche sorpresa.
La...