El Rey De Israel

REY DE ISRAEL

Abner-ben-levi, judío residente entre nosotros, nos ha comunicado este escrito en que está consignada una antiquísima tradición de su familia que tuvo origen en uno de sus abuelos, servidor del templo en la época de la muerte de Jesús,y que se ha conservado religiosamente en los siglos de la dispersión. Lo reproducimos sin comentarios:
“El 10 del mes de Nisán del año 30 de la era llamada cristiana, siendo Poncio Pilato gobernador de la Judea y reinado Tiberio Cesar, entre las numerosas caravanas que se dirigían a Jerusalem a celebrar la Pascua, se hizo notable la que venía de Jerichó, ** conducida porJesús de Nazaret, porque estallaron en ellas los gritos de la emancipación de Israel.
“Millares de millares de personas circundaban el Templo Santo, y los guardianes del pretorio temían.
“Temían porque se acercaban los tiempos de la salida de Israel del cautiverio, y en que el dominio de Roma la impía, de la Babilonia del Occidente, iba a desaparecer de la faz de la tierra, comola flor de los surcos.
“Y el que el 10 del mes de nisán entraba en Jerusalem, era como Juan el Bautista, un profeta, y era como Theodas y como el Gaulonita y como los de Makkab, un héroe de la raza de los libertadores del pueblo. “ Javeh había fijado sobre su rostro los ojos de su complacencia.
“Y los suyos le llamaban rabí y le llamaban christus, esto es, el ungido delseñor, el rey prometido de los Beni-Israel, el Mesías de la emancipación.
“Pilatos temblaba de pavor, y con Pilatos temblaba Kaipha, que era el sumo sacerdote y llevaba ese año en su cabeza el petalon sagrado.
Absorción del hombre por aquel pozo espantoso de moléculas solidas, la tembladera une, lisa y brillante de nuevo, su superficie serena y pérfida.
Figuraos la magnitud delpeligro que desafiaba Laya, atravesando, alada y risueña, aquel juguete cruel del oceano
Así pasaba la vida de la pescadorcilla, mirando al cielo con sus grandes ojos verdes, llenos de reflejos del mar de la costa, tendiendo su endeble cuerpecillo en una hamaca colgada de los cocoteros en la horas del calor, o vagando por la ciénaga o por la mar aspirando a pulmón pleno el vientosalado, luchando sin cesar con la rebeldes mechas de pelo negro que le borroneaban el dulce rostro ambarino, y cantando, a todas horas: “la cantadora” le decían en la salina, a veces, en las noches de luna, se oía entre el tumbo del mar la canción Laya un hilo de agua potable y pura. ¿Que decían esa canciones? Nada; todo. Decían el corazón de la muchacha; eran retazos de playeras,de trovas pescadoras de versos de poetas de la ciudad transformado en balada marinas al pasar por la guitarra de los cantores ambulantes, en las ferias de Campeche o enmarañados en la imaginación y en la garganta de aquella Mignon de la costa.
Y este, lectoras, lectores no tenia el honor de ser un cuento romántico sino callera en él una gota de amor para perfumarlo todo, sino osrevelase que Laya amaba. A nadien se lo había dicho no se le había ocurrido,; ni podía explicar a los demás un sentimiento que a ella misma no podía explicarse vuestra perspicacia lo a adivinado: Cuando Laya se había separado de Jorge del rubio naufrago su hermano de adopción, lloro mucho y quiso morir; pero no quiso ir a casa de este, a pesar de mucho ruego. Se quedo sola yel mar, el gran consolador difundió el sentimiento de la niña en sus brisas inmensas y Laya pudo vivir eso si, pareció haber perdido la inteligencia; toda ella como que se había refugiado en su corazón enfermo a fuerza de sentir y callar. ¡Ah, como envidiaba la pobre muchacha el vuelo de las garzas que se perdían en el cielo!... y cantaba siempre: viven las algas apenas...