El rey negro
Juan José Arreola, Bestiario (1959)
J’ay aux eschés joué devant Amours.
Charles d'Orléans
Yo soy el tenebroso, el viudo, el inconsolable que sacrificó su última torre parallevar un peón femenino hasta la séptima línea, frente al alfil y el caballo de las blancas.
Hablo desde mi base negra. Me tentó el demonio en la hora tórrida, cuando tuve por lo menos asegurado elempate. Soñé la coronación de una dama y caí en un error de principiante, en un doble jaque elemental...
Desde el principio jugué mal esta partida: debilidades en la apertura, cambio apresurado de piezascon clara desventaja... Después entregué la calidad para obtener un peón pasado: el de la dama. Después...
Ahora estoy solo y vago inútil por el tablero de blancas noches y de negros días, tratandode ocupar casillas centrales, esquivando el mate de alfil y caballo. Si mi adversario no lo efectúa en un cierto número de movimientos, la partida es tablas. Por eso sigo jugando, atenido en últimainstancia al Reglamento de la Federación Internacional de Ajedrez, que a la letra dice:
Artículo 12° La partida es Tablas:
Inciso 4) Cuando un jugador demuestra que cincuenta jugadas por lo menos hansido realizadas por ambas partes sin que haya tenido lugar captura alguna de pieza ni movimiento de peón.
El caballo blanco salta de un lado a otro, sin ton ni son, de aquí para allá y de allá paraacá. ¿Estoy salvado? Pero de pronto me acomete la angustia y comienzo a retroceder inexplicablemente hacia uno de los rincones fatales.
Me acuerdo de una broma del maestro Simagin: El mate de alfil ycaballo es más fácil cuando uno no sabe darlo y lo consigue por instinto, por una implacable voluntad de matar.
La situación ha cambiado. Aparece en el tablero el triángulo de Delétang y yo pierdo lacuenta de las movidas. Los triángulos se suceden uno tras otro, hasta que me veo acorralado en el último. Ya no tengo sino tres casillas para moverme: uno caballo rey, y uno y dos torre.
Me doy...
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