el rostro de la sombra

…De repente, y como si de un juego macabro para desquiciarla aún más si cabía se tratara, comenzó a sonar su propio móvil con una musiquilla particular.
A estas alturas no se imaginaba quien podíaser, pues todos en los que era capaz de pensar estaban localizados en el Tanatorio y no era momento de hacer llamadas. Los segundos que tardó en contestar al móvil recordó que hacía poco le habíapuesto un tono distinto a las llamadas entrantes de sus amigas y esa… esa era la de Sara, su mejor amiga, con quien había salido la fatídica noche del accidente. Por fin lo encontró entre un cojín y unalibreta del instituto en la que había estado escribiendo las preguntas que le rondaban por la cabeza sin cesar… Leyó de refilón la última que había escrito
¿Cómo podremos vivir de ahora en adelante?Jueves 12:01 horas.

Se decidió a contestar a la llamada e intentó que no se le notara la voz que tenía en este mismo instante, afectada por el terror, que le causaba su propiopensamiento ante la situación.
Pulsó la tecla de recibir llamadas y respondió con una voz lo más tranquila posible:
-¿Si?
-Reyes, hace tiempo que no sé nada de ti.
-¿A qué te refieres? ¿Por qué lodices? Yo tampoco sé nada de ti.
-Ya… Bueno, la verdad, tengo algo que decirte…
En ese momento Reyes ya se podía esperar todo. Estaba segura que no había nada que la pudiera asustar o preocupar más,si cabe, que su propia situación familiar.
Con un tono despreocupado contestó:
-Cuéntame Sarita…
-Es que no es fácil… ¿Prometes no enfadarte, asustarte o decírselo a nadie? Por favor…
-Claro.Venga, dímelo ya asquerosa, que me estás acojonando.
En ese momento se oyó por parte de Sara un suspiro intranquilo. Al terminar el suspiro volvió a coger aire, pero en el intento de hablar, brotaronsus lágrimas sobre su piel. Sentía miedo, inquietud, y no paraba de repetir una y otra vez que lo sentía.
-Sara, ¿por qué lloras? Sabes que me lo puedes contar todo.
-Has sido tanto tiempo mi...