EL SACERDOCIO
3.1. Formación integral y actualizada
La formación de los futuros sacerdotes, tanto diocesanos como religiosos, debe caracterizarse por dos principios fundamentales. Debe ser integral y actualizada. Lo resumía de forma muy oportuna el Papa Benedicto XVI en un discurso al Episcopado brasileño, en la Catedral de Sao Paulo, en ocasión de laConferencia de Aparecida: «La formación teológica y en las disciplinas eclesiásticas exige una actualización constante, pero siempre de acuerdo con el Magisterio de la Iglesia. Apelo a vuestro celo sacerdotal y al sentido de discernimiento de las vocaciones, también para saber completar la dimensión espiritual, psico-afectiva, intelectual y pastoral en jóvenes maduros y disponibles al servicio de laIglesia. Un buen y asiduo acompañamiento espiritual es indispensable para favorecer la maduración humana y evita el peligro de desviaciones en el campo de la sexualidad. Tened presente que el celibato sacerdotal constituye un don “que la Iglesia ha recibido y que quiere guardar, convencida de que es un bien para ella y para el mundo”».[87]
El sentido integral de la formación al sacerdocio o alestado religioso que deben promover los responsables de la misma queda reflejado en otro de sus discursos: «hace falta una formación que integre fe y razón, corazón y mente, vida y pensamiento. Una vida en el seguimiento de Cristo necesita la integración de toda la personalidad».[88]
Veamos a continuación algunos de los principales objetivos que se persiguen en cada una de las dimensionesfundamentales de la formación sacerdotal, a la luz de la Exhortación Apostólica Pastores dabo vobis.
3.2. Formación humana
La formación humana es fundamento de toda la formación sacerdotal.[89] El candidato debe plasmar su personalidad de manera que sirva de puente y no de obstáculo a los demás en el encuentro con Jesucristo. Para ello se deben cultivar una serie de cualidades humanas que son necesariaspara la formación de una personalidad equilibrada, sólida y libre, capaz de asumir las responsabilidades inherentes al ministerio sacerdotal.
Estas cualidades necesarias son: amor a la verdad, la lealtad, el respeto por la persona, el sentido de la justicia, la fidelidad a la palabra dada, la verdadera compasión, la coherencia, el equilibrio de juicio y de comportamiento.
Se ha de prestar unaparticular importancia a la capacidad de relacionarse con los demás. En este sentido, será determinante la formación del candidato a la madurez afectiva, en el contexto de una educación al amor verdadero y responsable que incluya una educación a la sexualidad que favorezca la estima y el amor a la castidad y al compromiso del celibato. Todo ello exige una formación clara y sólida para una libertadresponsable y la educación de la conciencia moral.
3.3. Formación espiritual
Los Padres sinodales afirmaron que la formación espiritual «constituye un elemento de máxima importancia en la educación sacerdotal» (Propositio 23).[90] Todo debe estar orientado hacia el trato familiar con las personas de la Santísima Trinidad y la búsqueda constante de la íntima comunión con Cristo. Para ello, sedeben dedicar espacios y tiempos de oración diaria y de meditación de la Palabra de Dios, se requiere una activa participación en los misterios de la Iglesia, especialmente en la Eucaristía y el Oficio divino, se debe fomentar el amor y la veneración a la Santísima Virgen María y enseñar a los candidatos a ver la presencia de Cristo en el Obispo que los envía, y en los hombres, a quienes son enviados,principalmente en los pobres, en los niños, en los enfermos, los pecadores y los incrédulos.
Se debe formar a los aspirantes en aquellas actitudes que derivan de la Eucaristía: la gratitud, la actitud donante, la caridad y el deseo de contemplación y de adoración. A la vez, es urgente invitar a redescubrir la belleza del sacramento de la Penitencia.
Finalmente en la perspectiva de la caridad...
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