EL SE OR PRESIDENTE

HABLA EN LA SOMBRA
El silencio me da miedo, tengo
miedo, se me figura que una mano
alargada
En la sombra va a cogerme por el
cuello para estrangularme.
¡Hablen, sigan hablando; no se
callen, por lo que más quieran en el
mundo; “Pues entonces yo se los voy
a decir, mosquita muerta –me
repuso-; vienen a capturarlo a
usted”.
Sólo el estudiante
motivos de su prisión.

callaba

los

….No hayesperanzas de libertad mis
amigos; estamos condenados a
soportarlo hasta que Dios quiera.

CONSEJO DE GUERRA
«Ahora que ya quitamos de en medio
al de la mulita, los jefes de los
cuarteles no tendrán inconveniente en
entregar las armas y reconocerlo a
usted, general, como Jefe Supremo del
Ejército.
Él era el principal actor y los miraba a
todos desde el columpio de la muerte,
sobrecogido por el vacíoenemigo que
le rodeaba.
Ensayó a decir unas cuantas palabras,
pero
inmediatamente
tuvo
la
impresión dolorosa de que nadie le oía,
y en efecto, nadie le oía la palabra.
Un vaso de agua inmenso, que pudo
coger porque tenía la inmensidad en
las manos, le ayudó a tragarse lo que
buscaba a expulsar su cuerpo:

MATRIMONIO IN EXTREMIS
Cara de Ángel no se fijó en las solteras que,
cumpliendo obra demisericordia, además de
visitar a la enferma se acercaron a consolar al
novio.
Impresión de lluvia y adormecimiento de los
miembros, de enredo con fantasmas cercanos e
invisibles en un espacio más amplio que la vida,
Un milagro la continuación arbitraria de lo
perecedero, el triunfo sobre el absoluto estéril de
la migaja humana.
«Cisterna de embrujamiento para encontrar
tesoros escondidos en las casasdonde espantan».
«¡Vuelve a la iglesia —le decía— y no estés ahí
bostezando, vuelve a la iglesia, no ves que el
mundo te disgusta, que eres medio loquito y débil
como chivito de mantequilla, que de todo has
probado y nada te satisface; militar, músico,
torero!.

CENTINELAS DE HIELO
Blanca, como el pañuelo que rasgaba con los
dientes, se quedó quieta, inerte, ausente,
gesticulando con las manosperdidas en los
dedos.
No fue mucho el sufrir, no fue mucho el llorar
hora tras hora, no fue mucho el que familias y
ciudades envejecieran de pena.
Las hojas secas tronaban en el anochecer como
con miedo del viento que las iba arrastrando. Se
dejó caer en un banco. Hombres de hielo negro.
Los árboles barrieron una sombra hacia un
carruaje, una sombra que apenas puso el pie en
el estribo regresó comoloca a ver si le valía la
última súplica.

EL SEÑOR PRESIDENTE
Un columbrón a las calles que transitó de niño,
pobre, injustamente pobre, que transitó de
joven, obligado a ganarse el sustento en tanto
los chicos de buena familia se pasaban la vida
de francachela en francachela.
Las palabras tonteaban en sus labios como
vehículos en piso resbaloso.
Su ánimo belicoso se acomodaba mal a los
saltos delcarruaje. Habría querido estar
inmóvil, en esa primera inmovilidad del
homicida que se sienta en la cárcel a
reconstruir su crimen, El cielo parpadeaba
sobre su eterna partida de ajedrez.
En la estación central se revolcaba el ruido de
las mercaderías descargadas a golpes, entre
los estornudos de las locomotoras calientes.

LOS PUNTOS SOBRE LAS ÍES
El hielo que iba recogiendo en sus visitas
se lederretía en casa. Regresaba a llorar a
mares allegada a los retratos de su marido,
sin más compañía que un hijo pequeño,
una sirvienta sorda que hablaba recio y no
cesaba de decir al niño:
Sus ojos hundidos hasta muy adentro
conservaban, a pesar del sufrimiento que
denunciaban sus lágrimas, una gran
bondad humana y leíase en sus pupilas que
su poseedor era hombre de alma noble y
generosa.
Elpatio trascendía a verbena del monte y a
begonia cortada. Un gato se paseaba por la
azotea.
En mi casa, es que no se dan esperanzas
de ninguna especie a nadie.

LUZ PARA CIEGOS

Lo retuvo junto a ella como lo único
suyo en un mundo que le era extraño.
La luna entraba y salía de los nichos
flotantes de las nubes. La calle rodaba
como un río de huesos blancos bajo
puentes de sombra.
Seres invisibles...