El secreto de Yapeyu
La primera noticia del secreto de Yapeyú me llegó en forma casual en 1994, cuando escuché la versión sobre su madre india que el historiador uruguayo Reyes Abadie había recogido entre los pobladores de la costa oriental del río Uruguay. Acudí a la bibliografía y releí las curiosas impresiones de Alberdi en 1843, donde cuenta que tantas veces le habían descripto a San Martín como aun indio, y continué hilvanando indicios en el mismo sentido en los testimonios de otros personajes de la época. ¿Cómo podía haberse ocultado algo así?
La tradición oral desafiaba a la historia oficial. Igual que en la saga de los bandoleros campesinos que investigaba entonces, se oían dos campanas: la palabra de la autoridad y la voz popular. Yo había comprobado a menudo que las leyendas orelatos de la memoria colectiva eran más fieles a los hechos que los papeles, certificados y expedientes oficiales que acumulaban pruebas para ocultarlos.
En 1999 terminé de corregir mi ensayo Jinetes rebeldes, donde esbozaba el tema de la solidaridad de los revolucionarios de Mayo con los indígenas y la participación de éstos en la guerra por la independencia. En el primer capítulo me refería aSan Martín, al nombre emblemático de la Logia Lautaro y a su parlamento de 1816 con los caciques de la cordillera, en el cual declaró que él también era indio: es evidente que se identificaba con ellos por ser hijo del país o mestizo, si nos atenemos a la versión de que había nacido de madre indígena.
Comentando aquel pasaje con los editores, Simona Verger, asesora de la colección de historia,acotó que existían cartas o papeles probatorios al respecto en manos de la familia Alvear, aunque tenía entendido que por alguna razón legal "eso no se podía decir". Explicó que ella pertenecía a la familia, pues su apellido materno era Socas Alvear, y prometió consultar a sus parientes. Al fin me dijo que no pudo averiguar más, porque sus tíos no querían hablar.
Cuando salió el libro,mencionando a la madre indígena de San Martín y la existencia de una versión transmitida en el seno de la familia Alvear, Magdalena Christophersen se comunicó conmigo para confirmar que eso era cierto, y que el verdadero padre no había sido el capitán Juan de San Martín, como algunos pudieron suponer, sino el marino español Diego de Alvear y Ponce de León, explorador de las Misiones y fundador del linajede los Alvear en América.
Magdalena pertenecía a una rama de sus descendientes, pues su bisabuelo noruego Pedro Christophersen se casó con Carmen de Alvear, nieta del general Carlos de Alvear, hija del médico Diego de Alvear y prima hermana del presidente Marcelo de Alvear. Christophersen colonizó las tierras del sur de Mendoza que su suegro comprara al cacique Goyco, uno de los que acudieronal famoso parlamento con San Martín. Magdalena no conocía a Simona Verger. El secreto se lo contó su padre, quien a su vez lo escuchó de su abuela doña Carmen; pero "no se podía decir", porque el presidente Alvear les había mandado a callar y destruir los documentos.
Michel Foucault explica que la metodología de las ciencias se basó en Occidente en los modernos procedimientos judiciales paraindagar la verdad, con los que guarda estrecha analogía. Es una buena justificación para quienes estudiamos abogacía antes de dedicarnos a la historia. En términos procesales, según un clásico adagio latino testus unus, testus nullus un solo testigo no basta como prueba. Pero habiendo dos testimonios independientes que abonaban el relato de los Alvear, concordantes con la tradición oral y otrosindicios, era suficiente para fundar una tesis; así que me puse a redactarla.
A mediados del año 2000, en vísperas del aniversario sanmartiniano, una nota periodística de José Ignacio García Hamilton en el diario La Nación, anticipando su biografía novelada Don José, generó escandalosas reacciones. La nota comentaba la apariencia de mestizo de San Martín y el rumor de que era medio hermano de...
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