El Servicio Social

Vivir al margen, a veces, ¿es una necesidad? o ¿sólo una mala costumbre?

Recuerdo el diciembre pasado, llegué a Coatepeque invitado a una “reunión de escritores”, como imagino algún día se hizopública. No me atrevería a adjetivar de esa manera tan pretenciosa, prefiero llamar a la actividad: “reunión de pequeños enamorados de la literatura, nada más”. Pues bien, resulta que un par de díasfueron suficientes para finalizar el año sin dejar de visitar a la tierra, testigo fiel, de mí corta evolución. Y no pasó nada más allá de las noticias familiares y alguna historia de algún (ahora) amigolejano. Todo normal y, quizá, hasta agradable; por supuesto, mientras no se salga de casa. Afuera Coatepeque es muy parecido a los Campos Eliseos: “mierda de perro por todos lados”. En algunos lugaresde Latinoamérica es buena suerte pisar por sorpresa excremento canino. En Coatepeque es molestia y en tal caso se tendrá que buscar una superficie blanda o una herramienta alargada y maniobrable paralimpiar el calzado.
Ahora estamos por darle el jaque obligatorio y definitivo al 2006, año que me enseñó un Coatepeque raro y hasta salvaje. Ya llevo un par de días acá, y hace falta menos de unopara que me largue. Esta visita tiene tonalidades muy distintas a las de la última; el calor atenuante, a lo mejor. Mañana cuando el viaje se torne solitario y descubra mis manos relajadas sobre elvolante, no pensaré lo mismo. Ahora di un par de vueltas por el pueblo y en un par de vueltas suceden muchas cosas a las que aun viviendo en la capital no estoy acostumbrado. Y es que Coatepeque tiendea solucionar sus problemas por las malas como cualquier pueblo tercermundista, y quizá esa mala costumbre de eliminar a balazos en la vía publica y a plena hora dominguera a sus delincuentes,degeneró en el pueblo violento y desordenado en que se ha convertido el antaño mágico cerro de serpientes. Las armas abundan y los escándalos son un endriago de mil cabezas que no para nadie. Pero, por...