el sicariato en medellin
EL SICARIATO EN MEDELLÍN: ENTRE LA VIOLENCIA POLÍTICA Y EL CRIMEN ORGANIZADO*
Carlos Miguel Ortiz Sarmiento**
Apenas ahora que, de una parte, se está desmontando la llamada "guerra con el narcotráfico", y que, de otro lado, estamos transitando hacia un régimen y una simbología política menos bipolares, empezamos a preocuparnos por entender el hecho del sicariato en sí mismo, y nosolamente como pieza del engranaje del narcotráfico o como supuesta peonada de gobiernos o de grupos de "derecha".
La proliferación de sicarios y la institucionalización del sicariato, con sus atributos de prestigio, profesionalismo, funcionalidad, pasan por ser unos de los síndromes preocupantes de la coyuntura que atravesamos, uno de los graves factores de la inseguridad en las ciudades grandesde Colombia, y ya no exclusivamente en Medellín, en este momento: inseguridad que, sobre todo desde la época de los carros-bomba urbanos, se ha convertido en tema de desasosiego ciudadano, vapuleado por los "medios" y agitado como bandera de campaña política.
Los varios programas de recuperación de jóvenes en Medellín, banjo iniciativa oficial o privada, están ahí para confirmar esapriorización; así como las promesas gubernamentales de inversión social en los barrios de donde suele considerarse provienen los jóvenes operarios del sicariato.
Sin embargo, el apremio por resolver en el término de la distancia un problema de coyuntura de las intrincadas características de éste, puede resultar contraproducente cuando no se tiene suficiente claridad acerca de los complejos procesossociales que fueron tejiendo su urdimbre.
El término sicario alcanzó un uso generalizado y se incorporó al habla cotidiana de la violencia especialmente desde 1986, a raíz de los innumerables asesinatos de dirigentes y activistas de la
Unión Patriótica y de organizaciones sindicales y cívicas contestatarias, y más aún con el exterminio de importantes figuras nacionales, del Estado y de la política.A la connotación usual del castellano, de asesino a sueldo, los colombianos hemos adicionado al término en el lapso de apenas cinco años, una connotación de edad que ha llegado a serle esencial: el sicario es un joven o un adolescente. Aun más, por la fuerza de los hechos (puesto que los contratos para matar, en estos años, han puesto la mira efectivamente en esas edades), el término sicariosufrió entre nosotros una brusca evolución hasta significar hoy, ya no el asesino pago sino el asesino joven, así obre por propia cuenta e iniciativa en sus venganzas, rebusques o bravuconadas. Aquí nos referiremos al sicario, de preferencia, en la acepción de asesino joven a sueldo.
Los rasgos de "profesionalismo" bajo los cuales se conoce esta forma de actividad (reiterados en las distintasentrevistas de los trabajos periodísticos conocidos), el mercado de oferta y demanda al que está sujeta, el predominio del frío móvil mercantil sobre otros móviles más pasionales de violencia, la relativa apoliticidad de los contratados aunque no de los contratantes ni de los actos violentos en sí que de allí resultan, todo esto exige que se estudie el fenómeno del sicariato como una modalidad surgiday consolidada dentro de un proceso social que es preciso desentrañar. En el trasfondo del proceso subyace la poca significancia del Estado de Derecho y, como corolario de la casi total descreencia hacia la justicia estatal, la gran aceptación de la; justicia y venganza privadas o por propia mano.
Desde el punto de vista del tipo de actores sociales a los que pertenecen los agentesintelectuales de esta forma de violencia, ellos pueden ser compartidos hasta cierto punto por otras formas organizativas violentas (grupos paramilitares o de autodefensa); hablamos de actores sociales del siguiente tenor: narcotraficantes, gentes de negocio amenazadas por el secuestro o por riesgos económicos (ganaderos, bananeros), políticos amenazados electoralmente, oficiales militares, de policía y de...
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