El Sida Una Historia Verdadera
Cuando conoció la noticia, Mary era una niña que habíadejado sus estudios de secundaria en Kenyay trataba por todos los medios de aprobar su examen de sastrería. Su abuela no pudo perdonarle que se hubiera quedado embarazada, y el que era su novio desdela infancia desapareció de su vida. Cuando la relación con su abuela se volvió insoportable, Mary se mudó a casa de unos amigos. Se mantenía mediante trabajos esporádicos, lavando y fregando. Hoy,Mary, que tiene 21 años, se pregunta por la razón de su mala suerte.
“Cuando acudí a la clínica obstétrica, la enfermera dijo que necesitarían hacerme análisis de sangre para descartar la existencia deanemia y de enfermedades de transmisión sexual. No me importó: después de todo, era por mi bien y por las alud del niño que iba a nacer. En mi siguiente visita antes del parto, la enfermera yadisponía de mis análisis de sangre.
Tenía anemia, dijo, y necesitaría comer más alubias y verduras. Luego me preguntó si sabía lo que eran la sífilis y la gonorrea. Dije que sí, que sabía que se trataba deenfermedades de transmisión sexual. Me dijo que no habían encontrado rastros de ellas en mi muestra de sangre. Pero, añadió, sí que habían detectado otra enfermedad, llamada VIH.
Por esta razón,desde ese momento, debía acudir a una clínica del Kenyatta Nacional Hospital, el hospital nacional para consultas de especialistas. Yo casi no escuchaba. Trataba de convencerme de que habían cometido unerror, y que habían confundido mis muestras de sangre con las de otra persona. También me decía que no estaba preocupada. La enfermera debía de estar equivocada. Rogué al cielo que acabase de...
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