el silencio de las filosofias

EL SILENCIO DE LAS FILOSOFÍAS
Cesáreo Morales

¿Qué hay con las "filosofías"? ¿Cuál es, en último término, la
naturaleza del discurso filosófico? ¿A qué obedecen las formas
diversas que puede asumir la intervención filosófica? Estas son algu­
nas de las preguntas que inquietan, articulan y dispersan el pre­
sente texto.1
I
Las filosofías que aparecen a partir del siglo xvu se presentanproduciéndose como tales, como "filosofías". Por lo demás, esta
forma de aparición es compartida por todas las filosofías en gene­
ral, desde Platón. Antes de él, la llamada "filosofía presocrática",
nos interroga, en realidad, como un enigma. ¿Otra forma de escri­
tura, juego de una traza perdida, semen depositado en el exterior
para correr así el riesgo de la diseminación?2 ¿ O discurso dela
separación, del sujeto disociado, del juego del significante? 3 Por el
contrario, a partir de Platón las filosofías parecen tener urgencia
de presentar sus propias credenciales, de presentarse como "filo­
sofías". Esto mismo sucede, aunque con caracteres específicos, a
partir del siglo xvn: del Discurso del Método de Descartes a los
Fundamentos de la Aritmética de Frege o La Lógica de latnvesti1
Articulación y dispersión que aquí se debe, sobre todos a la inter­
vención de L. Althusser en la Facultad de Filosofía y Letras de la Uni­
versidad de Granada, él día 26 de marzo de 1976, y a la que se ha
llamado "Conferencia de Granada". (Althusser, 1976).
2 J. Derrida (1972), p. 172.
a J. Bollack-N. Wisman (1972), p. 18.

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gación científica de Popper, pasando por las tres"críticas" de Kant,
todos los "discursos", "tratados", "fundamentos", etc., no son más
que las "credenciales filosóficas" de presentación de las filosofías.
Constituidas como sistemas teóricos, las filosofías se ocupan de
las ciencias y de la práctica científica, pero también de moral,
de política, de religión y economía, de medicina y derecho, o sea,
prácticamente de todo el pensamiento h um a n o y de todas las prác­
ticas de los hombres. Tal variedad de objetos encuentra su unifica­
ción al interior mismo de las filosofías que se construyen, precisa­
mente, como teorías de la Verdad; es decir, como Ciencia de las
ciencias, Ciencia de los fundamentos o Teoría de teorías.
II
En la justificación de su carácter "filosófico", las filosofías no
trabajan, pues, en el vacío. Elespacio en el que se constituyen
es el del discurso que instaura una relación fundamental con todas
las "ideas" y las prácticas h u m a n a s : tal relación es, precisamente,
una de las condiciones generales de su posibilidad. 4
Sin embargo, los filósofos rehuyen hablar de estas condiciones de
posibilidad. Para no correr el riesgo de tener que enfrentarse a ellas,
parecería que son alérgicos atodas las preguntas acerca de la natu­
raleza de la filosofía o del filosofar. Las cuestiones sobre la caracte­
rización de la empresa filosófica, la justificación de tal empresa
como u n a actividad que vale la pena y es merecedora, realmente,
de la dignidad institucional que reviste, son problemas que se con­
sideran irrelevantes. Se trata de preguntas reprimidas, buenas p a r a
labiografía personal, casi vergonzantes, por más que, necesaria­
mente, se encuentren resueltas en la práctica, fundamentalmente en
la posición adoptada con respecto a la naturaleza del conocimiento
y en la concepción del "método científico". L a última razón de
ese silencio de las filosofías es algo que aparecerá más adelante.
L a relación privilegiada que las filosofías mantienen con todas
las"ideas" y prácticas de los hombres no aparece a simple vista. De
hecho, todas ellas se presentan como diferentes a otros discursos (el
4
AI hacer aquí referencia a la relación del discurso filosófico con
las "ideas" y prácticas de los hombres como a una de las condiciones
de posibilidad del mismo, se afirma ya que, tanto esa relación como el
efecto de discurso que ella produce no son sólo...