el supervisor

EL SUPERVISOR
Texto y dibujos Rodolfo Fucile

Texto y dibujos © Rodolfo Fucile.
Buenos Aires, Argentina, mayo de 2012.

Algunos se asombran o se ríen cuando les digo que
la Oficina de Normativas esel lugar donde pasaría
el resto de mis días. No pueden comprenderlo… El
perfume de la tinta para sellos, el concierto cotidiano
de abrochadoras y perforadoras… y sobre todo, la
incomparablebiblioteca de reglamentaciones; motivos
suficientes para levantarse cada mañana. Kramer y
Rosales saben bien de lo que hablo, porque hace
treinta años que trabajamos juntos.

Podrá resultarle extraño pero leaseguro que, aunque
no me pagaran el sueldo, yo volvería cada día tan
solo para pasear sin rumbo por los pasillos del archivo.
No le miento. Todas las semanas nos llevamos viejos
contratos y estatutospara disfrutarlos en la tranqui­
lidad del hogar. Al día siguiente, para pasar el rato,
jugamos a recordar las cláusulas. Por lo general gana
Kramer, que goza de una memoria insuperable.

Pero nocrea que vamos a
la oficina a jugar. Nada
más lejos de eso. Es cierto
que compartimos la pasión
por las normativas, pero
siempre fuimos empleados
responsables y eficientes.

Por eso nos sorprendió elcomunicado de la Direc­
ción: “Se han presentado
quejas”, decía sin preám­
bulos. Luego enumeraba
varias faltas a los artículos
13 y 17 bis y concluía con
una orden: “El día de
mañana ingresarán unahora más tarde”. Esta ins­
trucción nos dejó aún más
preocupados.

Al regresar a la oficina advertimos que el problema
era más grave de lo que imaginábamos...

–Señores –dijo la secretaria–, como se lesanticipó,
se han detectado irregularidades en el funciona­
miento de la Oficina de Normativas. Por esa razón,
a partir de hoy y por tiempo indeterminado contarán
con la honorable presencia delSupervisor. Pueden
volver a sus puestos.

En ese momento comprendimos por qué nos habían
citado una hora más tarde: durante ese rato habían
cambiado completamente la disposición de nuestro
espacio de...