El sur

UNIVERSIDAD CATÓLICA DE
SANTIAGO DE GUAYAQUIL

PROFESORA:
Jhezabeth Lozano

MATERIA:
Lenguaje y Comunicación


ESTUDIANTE:
Ivannia Domínguez

CURSO DE:
Ciencias Administrativas y Económicas

TEMA:
“El Sur”

FECHA:
Lunes 8 de Agosto del 2011

Índice

Introducción…………………………………………………………...… Pág. 2

Contenido de Trabajo……………………………………………………. Pág.4

Procesos de laLectura:

Lectura Literal……………..…..……………………………………...… Pág.8

-Vocabulario Conocido y Desconocido...………… ………………….... Pág. 8

- Composición morfológica de las palabras…………………………..... Pág. 8

-Sinónimos y Antónimos………………………..…………………….... Pág.8

-Contexto Semántico……………………………...……………………. Pág.10

- Parafraseo……………………………………………………………… Pág. 10
Lectura Inferencial…………………………...………………………….Pág.11

-Observar preguntas de nivel literal………………………………….…. Pág.11

- Elaborar preguntas de nivel literal…………………………………….. Pág.12

-Señalar información de nivel literal…………….…………………..….. Pág.12

-Identificar Semejanzas y Diferencias…………………………………... Pág.12

-Relacionar la información con conocimientos previos………………… Pág.13

-Inferir………………………………………………………….………… Pág.13

LecturaAnalógica…………………………………………………….….. Pág.13

-Observación cuidadosa…………………………………………………… Pág.13

- Identificación de las características………………………………….….. Pág.13

-Elaboración de inferencias a base de la información observada………… Pág.13

Biografía………………………………………………………..………… Pág.14

Introducción

La presente historia se refiere a un cuento narrado por el escritor Jorge Luis Borges, quiengusta de historias basadas en su natal Buenos Aires.
El hombre es Juan Dahlmann, vivía en la parte sur del país argentino, donde vivió una vida de fantasía que después de un suceso se dio cuenta que era humillante la vida que llevaba, pero como estaba viejo y sin ganas de vivir se dejaba llevar por la imaginación.

Escogido de este tema que se remonta al pasado, se destaca la capacidad paraescoger la correcta decisión en un momento determinado.

Contenido del Contexto

El Sur

El hombre que desembarcó en Buenos Aires en 1871 se llamaba Johannes Dahlmann y era pastor de la Iglesia evangélica; en 1939, uno de sus nietos, Juan Dahlmann, era secretario de una biblioteca municipal en la calle Córdoba y se sentía hondamente argentino. Su abuelo materno había sido aquel Francisco Flores,del 2 de infantería de línea, que murió en la frontera de Buenos Aires, lanceado por indios de Catriel: en la discordia de sus dos linajes, Juan Dahlmann (tal vez a impulso de la sangre germánica) eligió el de ese antepasado romántico, o de muerte romántica. Un estuche con el daguerrotipo de un hombre inexpresivo y barbado, una vieja espada, la dicha y el coraje de ciertas músicas, el hábito deestrofas del Martín Fierro, los años, el desgano y la soledad, fomentaron ese criollismo algo voluntario, pero nunca ostentoso. A costa de algunas privaciones, Dahlmann había logrado salvar el casco de una estancia en el Sur, que fue de los Flores: una de las costumbres de su memoria era la imagen de los eucaliptos balsámicos y de la larga casa rosada que alguna vez fue carmesí. Las tareas y acasola indolencia lo retenían en la ciudad. Verano tras verano se contentaba con la idea abstracta de posesión y con la certidumbre de que su casa estaba esperándolo, en un sitio preciso de la llanura. En los últimos días de febrero de 1939, algo le aconteció.Ciego a las culpas, el destino puede ser despiadado con las mínimas distracciones. Dahlmann había conseguido, esa tarde, un ejemplar descabaladode Las Mil y Una Noches de Weil; ávido de examinar ese hallazgo, no esperó que bajara el ascensor y subió con apuro las escaleras; algo en la oscuridad le rozó la frente, ¿un murciélago, un pájaro? En la cara de la mujer que le abrió la puerta vio grabado el horror, y la mano que se pasó por la frente salió roja de sangre. La arista de un batiente recién pintado que alguien se olvidó de cerrar...