El Tamborista
Oculto en las montañas y esperando que todo se tranquilice Sid se encuentra con un grupo de percusionistas Zen con los que comienza una relación de amistad. Gracias a este arte,el riguroso entrenamiento físico y el austero estilo de vida que llevan Sid comienza a cambiar poco a poco para dejar de ser una versión joven de su padre.
Las circunstancias lo llevan nuevamentea Hong Kong donde Sid debe tomar una decisión: jurar lealtad a su familia o unirse a los percusionistas Zen que acaba de conocer.
En diciembre del año 2000, presencié en Hong Kong unarepresentación de un grupo de músicos taiwaneses que tocaban los tambores y que cambió mi visión de la vida de manera radical. A lo largo de la representación no se pronunciaba ni una sola palabra, aunque daba laimpresión de que hablaban a gritos.
En las dos horas y media de percusión se sentía una energía muy fuerte que a su vez desprendía una gran paz interior. En tan sólo unos pocos minutos el públicose dio cuenta de que lo que tenían delante eran hombres y mujeres que habían hecho auténticos sacrificios por su arte.
Aquel grupo de doce hombres y mujeres ensayaban en las montañas de Taiwán. Enel marco idílico de estas montañas practicaban Tai Chi, artes marciales, meditación y percusión. Al principio no tenían electricidad, ni agua ni ninguna forma de conseguirla, así que sólo aquellos queestaban realmente comprometidos estaban preparados mental y físicamente para quedarse en el grupo.
Inspirado por esta experiencia y conmovido por la representación que ví, viajé a las montañas paraconocerlos, entrevistarlos y ser testigo de todos aquellos que estaban dispuestos a emprender aquel largo camino en medio del mundo de comodidades y de conveniencia en el que vivimos.
Uno de...
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