el taxista

El taxista


Habían pasado ya nueve horas desde que entró en aquel avión y por fin aquel monstruoso aparato volador había aterrizado. Elisabeth cogió su bolso, se despidió de su compañero devuelo y salió de allí lo más rápido que pudo.
Aunque ella sabía que nadie iría a buscarla, miró hacia todas direcciones con la esperanza de encontrar alguna cara conocida, pero tal y como se esperabaestaba sola en un lugar totalmente desconocido.
Hacía sol y había una temperatura muy agradable, Elisabeth pensó en ir andando pero dado a que nunca antes había estado allí no sabía bien ni hacia dondemirar. 
Frente al aeropuerto había una estación de taxis, estaban casi todos ocupados, la gente sabía donde iba, que tenía que hacer… Aquello hizo que Elisabeth sintiese nauseas. Miró al final de lafila de taxis aparcados y vio a una señora abandonando uno de ellos, se apresuró en coger su maleta e ir donde aquel coche. Entró en aquel diminuto vehículo y tras comprobar que realmente estaba librele dio la dirección y esperó una respuesta de aquel tipo con gorra y mechones de pelo castaño saliendo a modo de flequillo.
- Iremos por el centro, tiene usted pinta de no haber estado mucho poraquí.- Dijo el desconocido.
- No, la verdad es que es mi primera vez. Elisabeth miró ahora por el espejo y vio que aquel tipo desconocido tendría como mucho un par de años más que ella. Tenía unospreciosos ojos azules y una sonrisa que ella misma envidiaba no tener. Llevaba puesto una americana negra con una camisa blanca y una corbata bastante suelta.
Había pasado mucho tiempo desde lo de Hugo, yaa penas recordaba como sonaba su voz y que solía pensar al ver su cara por las mañanas. Aquel desconocido había despertado una parte de Elisabeth que llevaba mucho tiempo guardada. Había algo enaquel tipo que le llamaba tanto la atención. Así que sin pensarlo demasiado le dijo:
-Por cierto, soy Elisabeth.
- Hola Elisabeth, yo soy Adam. No queda mucho para que lleguemos, espero que te esté...