EL TEMBLOR DE MEDIANOCHE completo
Había traído afuera, a la placita butacas y merecedoras; Estaban a medio vestir, y se arrebujaban es cobijas y cobertores velozmente arrancados de las camas, en rápidasincursiones al interior de la casa. Ya habían pasado algunas horas después del temblor de tierra de media noche, y ahora se entretenían mirando las estrellas, que parpadeaban débilmente en la en lasoñolienta madrugada. Sopaba ratos una ligera y juguetona brisa, que movía las hojas del cedro y hacia caer algunas cada vez. Jorge quitaba entonces las que caían el pelo de Fina. Tesoro, que Fina tenía ensu regazo, y parecía dormir, abría un poco uno de sus ojos, solo uno, y lo miraba con reproche, celoso, cada vez que alargaba en la mano hacia Fina y su abundante caballera.
-En Europa –Dijo Amaliadespachurrando una hoja seca entre sus dedos –todas las hojas caen en esta época.
-tal vez fue el temblor lo que las hizo caer-Dijo Fina, que nunca antes había reparado en las hojas que caían delcedro.
-¡Que zonza! Si las hojas cayeran solo cuando tiembla la tierra… ¡imagínate!-¿No se caen los techos y las iglesias con el temblor? Asimismo pueden caerse las hojas –argumento Fina. Tia Amalia, queestaba muy gorda y pesada, empezó a hablar otra vez de su viaje a Europa. Era un viaje legendario, casi fabuloso, que había hecho, allá en su juventud, en una época que pocos viajaban. Pero Fina laimpacientaba oír contar a Amalia, por centésima o milésima vez, las misma cosas. -¡Ay, no tía, deja eso! Desde que yo estaba chiquita te estoy oyendo repetir la misma cosa…por eso no te casaste, porestar hablando todo el tiempo de ese viaje, y de tus libros y de todas esas monerías. Amalia hizo un mohín de protesta, y se arrebujo mejor en cobija, sin replicar. Amalia –se contaba-había sido muybonita; tuvo dos o tres novios, y todos los perdió hablándoles de su viaje a Europa, según Fina. No entendía nada de los quehaceres de la casa; como era completamente inútil–decía Fina-; pasaba las...
Regístrate para leer el documento completo.