El Tunel

INTRODUCCION

SOLEDAD E INCOMUNICACIÓN EN
EL TÚNEL, DE SÁBATO
Dice Hermann Hesse, en su prólogo a Demián que toda viva humana merece ser
contada, pues el existir de un hombre constituye uncierto cruce de los fenómenos del
mundo que se da una vez y nunca más. Somos, pues, únicos, originales. Y entrar en
contacto con El Túnel, de Ernesto Sábato es, precisamente, encontrar la angustiosabelleza de la individualidad.
El Hombre, en un ser único, constituye una personalidad dinámica que se revela, tal
como decía Gabriel Marcel, no en el contacto yo –otros sino en la relación yo- tú. Nopuedo tener conciencia clara de mí mismo mientras no trate de darme a conocer a un tú
que escucha, el cual, a su vez, también se dirige a mí con el fin de ser escuchado. Es en
esta forma como ambosvamos conformando nuestra personalidad.
Sin embargo, entre la interrogación entre dos seres queda siempre un espacio imposible
de llenar: todo hombre es, en último término, indefinible y por lotanto, inexpresable. Si
fuésemos capaces de revelarnos a otro en forma total y absoluta, romperíamos la barrera
que limita lo humano para adentrarnos en terrenos ajenos a nuestra naturaleza. Es alconocer esa esencial incomunicación cuando percibimos nuestra soledad y cuando
comenzamos a ser realmente auténticos.
Llevando un poco más allá lo señalado por Marcel, podría entonces pensarse que loshombres auténticos que pueblan el mundo se dividen en dos clases: los buenos y los
malos solitarios. Comencemos por observar, ante todo, el aspecto negativo de la
autenticidad, para evitar el viciode quienes ensalzan las virtudes olvidando señalar
primero el perjuicio delos males.
La vida no es más que la lucha continua de sentirse acompañado; ante la evidencia de
“tener que luchar”puedenser tomadas dos actitudes. En la primera, se reconoce la
intimidad de una batalla perdida desde el principio y se abandona la esperanza de
encontrar el tú: se es entonces un mal solitario. El buen...