El Ultimo Beso O La Ultima Oportunidad
Pretender adentrarnos en la vida misma de Luis Carlos Arango es desde ya una travesìa, contar la historia de un hombre q desde su nacimiento ha estado marcado por la tragedia, por la desesperanza, q se vive cuando no se nace en un hogar rico y de caràcter gitano en donde el solo hecho de ser el segundo hijo varòn de una familia de cinco hijos, no es qte otorgue todos los honores de ser el primogènito, pero tampoco todos los mimos de ser el niño de la casa, como cariñosamente solìan llamar las matronas paisas a sus ùltimos retoños. Cabe contar q su vida tan marcada por la tragedia, tampoco tuvo ese aire benefactor que le daba el tener a la matrona y lo mejor ser el hijo de ella, toda vez q muriò de fiebres puerperales despuès de perder a susexto hijo. Consecuencia de este hecho los hijos fueron separados y llevados a vivir con tìos y abuelos, siendo asì separados de una vez del seno familiar para verse solo en los entierros cuando toda la familia se reunìa.
Nuestro protagonista como muchos otros chicos de su edad solo pudo recibir educaciòn hasta quinto primaria porq la situacìon econòmica no le permitiò avanzar màs allà, viendoseobligado a trabajar; nace asì el alma jòven de un chico q soñò con hacerle frente a la pobreza, llegando a Medellìn a buscar trabajo en un almacèn o en una fàbrica, pero que resultò trabajando en una lavanderìa manejando uno de sus camiones. Haciendo esto precisamente conoce a Martha Vèlez del barrio Manrique de Medellìn y quiien se convertirìa en la madre de sus hijos, asilado en la casa de sussuegros, decide comprar un viejo taxi Chevrolet que unos amigos le fiaron y q manejaba casi todo el dìa para terminar de pagarlo.Despuès de un tiempo decide vender el taxi y comprar un bus, pero tampoco su sueño parò ahì : se cansò del bus y se comprò un camiòn y empezò a viajar semanalmente a la regiòn de Urabà en el noroeste antioqueño.
Para no hacerlo ver como un ser diferente que hizo de sutrabajo su sueño, su alimento y su pasiòn, les contarè que tenìa mucha afinidad con los pàjaros, le encantaba cuidarlos y uno de sus mejores momentos cotidianos consistìa en ir a la plaza a comprarles comida,gesto que ellos cariñosamente correspondìan con su cantar de cada mañana.
Digamos que una vida normal continùa siendo normal pero sin tantas pretensione.Cuando al pais llegò la fiebre por lastractomulas, Luis Carlos no fuè ajeno a aquella enfermedad con el agravante q al no tener dinero, se va a los EEUU a probar suerte apelando a su caràcter de negociante con el firme propòsito de ganar con que comprarse una tractomula, quisiera por un momento ponerme a pensar detenidamente lo que pasaba por la mente de aquel hombre vendedor de carros de 46 años esposo y padre de tres hijos, soñabacon tener una tractomula para ya de una vez por todas ponerle fìn a una apretada vida econòmica toda vez que sin faltarles nada tampoco habìan tenido una muy solvente situaciòn financiera.
Llega a los EE UU y conoce a Jairo Arango otro hombre venido de Medellìn con el que a veces hacìa negocios y quien traficaba con cocaìna y quien a la postre serìa quien con su muerte se llevara tambièn lasilusiones, los sueños y la vida misma de Luis Carlos,cuando se ve involucrado de manera inverosìmil en su asesinato,si, en efecto, el asesinado era su amigo Jairo al que seguìan tres hombres todos con acento latino, irrumpieron en su apartamento y comenzaron a golpearlos pero decidieron meter a Luis Carlos a un baño hasta q solo se escucharon los disparos que segùn el casero lo habìan asustado y poreso terminò llamando a la policìa q cuando llegò al lugar de los hechos encontrò a Luis Carlos en medio de un cuarto donde solo habìa camisas ensangrentadas, cartuchos, balas, una pistola con silenciador, un revòlver, un polvo blanco, dos bolsas con dinero y por supuesto un cadàver del que sin mediar palabra culparon a Arango, en un procedimiento màs q absurdo. Este negociante de 46 años no...
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