El Universo de Kafka
A principios de este siglo veinte, vivió, o, mejor dicho, fuese muriendo lánguidamente, la fuerza casi fantasmal, por lo irreal y nebulosa de Franz Kafka.
Nunca, durante esa lenta agonía que fue su vida, escribió Kafka una obra que no pueda ser considerada como puramente literaria, principalmente tres novelas (América, ElProceso, El Castillo), varios cuentos (el más famoso es «La Metamorfosis»), un «Diario», y algunos relatos cortos. Pero esta breve obra literaria ha influido, no sólo en la literatura, sino también en la filosofía de nuestros tiempos, quizás más que ninguna otra, con excepción de la también sombría figura de Sóren Kierkegaard, con el que muestra sorprendentes afinidades.
Mario A. Lancelotti ha dadoun primer paso, con este libro, en el estudio del tema que le sirve de título, tan atrayente por sus posibilidades, como temible por su inmensidad. Detrás de la densa literatura kafkiana, se esconde toda una concepción metafísica del Universo. Basta asomarse a ese abismal mundo de detrás, que se presiente lejano y nebuloso al leer las obras del místico de Praga, para sentir el vértigo de laangustia, como si algo resbalara entre los dedos de nuestro entendimiento, negándose a ser poseído, por esa endemoniada proporción que impide a lo infinito caber en lo mortal.
Tal vez nada se puede decir en elogio de Franz Kafka que sea superior en brevedad y elocuencia, a una «nota», que Emmanuel Mounier le dedica, tras de intentar una clasificación total de «los existencialismos»: «No clasificamos aKafka por ser inclasificable. Nadie como él nos deja tan totalmente suspendidos en la angustia del abandono; nadie como él, por otra parte, nos da el sentimiento tan agudo de una trascendencia y de una posible esperanza. Sólo posible...»
En este libro a que ahora nos referimos, Lancelotti mezcla, sin previo aviso, lo cual puede confundir a muchos, lo poco que sabemos de la casi inexistenteexistencia de K., con la de los personajes hijos de su fantasía, porque aparte de que él se hizo protagonista de casi todas sus obras, su vida terrenal carece de ningún interés, pues es tan vulgar y aburrida como suele ser la de cualquier burgués.
Lancelotti ha captado magníficamente la actitud kafkiana frente al fatal devenir de los sucesos: «La mirada de Kafka es extática, apta para captar las cosasen instantánea. Su capacidad para detenerse en ellas hasta inmovilizarlas en la atención es tan fuerte que termina por conferirles una mímica. Nada queda «afuera» de esta mirada fotográfica, transida de calmosa expectativa, anclada en el acecho.»
Y luego, a propósito de su método, y de su posición respecto a la trascendencia: «Kafka busca lo universal, y lo anima en lo concreto. Su necesidad deobjetivar lo más subjetivo no obedece sino a ello. Pues Kafka no niega jamás lo trascendente. Al contrario, lo busca con afán, aunque por una vía original: lo persigue suspendiéndolo... Se limita a decirnos que no nos es accesible. Su ironía es, pues, desesperante. Su forma de expresión es cerrada, vuelta sobre sí misma, ambivalente. Podría contenerse toda en esta sentencia típica: «E1 conocimientoes a la vez etapa que lleva a la vida eterna y obstáculo puesto frente a esa vida.» Esa suspensión (esa eterna posposición, reanudada una y otra vez, y así siempre, hasta el infinito...) resulta una de las notas más persistentes a través de todas sus obras. Recordemos por ejemplo «El Castillo», al que es llamado un agrimensor, que nunca, por una sucesión infinita de insignificantes motivos, lograpenetrar en él. Aquí, como en todo el resto de sus creaciones, todo se encuentra bajo un signo. El Castillo representa al Cielo. La eterna posposición de la entrada del agrimensor en el Castillo, significa la incomunicación total del hombre con la Divinidad, desarrollada en distintos planos de existencia, y probable sólo en un tiempo ya irrecuperable. «El fracaso los separa para siempre.»...
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