El uranio empobrecido y la búsqueda de la ética científica

El uranio empobrecido y la búsqueda de la ética científica.

Lázaro González González

«La ciencia sólo conoce un precepto:
la contribución científica»
Bertolt Brecht, en Vida de Galileo Galilei.

¿Debe la ciencia alejarse del hombre? Bertolt Bretch nos responde que no a través de Galilei, en su obra de teatro Vida de Galileo Galilei, quien se pregunta: “¿podríamosrenegar de la gente y seguir siendo hombres de ciencia?”1. Es obvio que los avances científicos deben servir a los hombres, no ponerlos en condiciones de esclavos. Lamentablemente, hay quienes olvidan esos preceptos y utilizan estos adelantos para sojuzgar al propio género humano. Pero el verdadero científico, no debe permitir que sus descubrimientos perjudiquen al medio ambiente y al hombre.Mas, en este aspecto, el afán de riquezas ha estado históricamente por encima de la responsabilidad social. Sólo así han podido crease las bombas atómicas: con el signo de peso acallando la conciencia. Es una verdad que nos avergüenza, pero no por bochornosa deja de ser cierta. Los más de 250 000 iraquíes afectados por los residuos de uranio empobrecido de 940 000 proyectiles, lanzados en ataquesaéreos contra Irak, atestiguan esa afirmación.
Crear para destruir y pensar para dominar, son las premisas de la mayor parte de la ciencia moderna. Hace mucho quedó atrás el sueño de usar al conocimiento para el bien de todos; ahora se emplea en favor de los que tienen el poder. Eduardo Galeano nos diría, con razón, que somos alumnos de la escuela del mundo al revés. Los Galileos que huyen desu compromiso social están en aumento. Ya no importa cuán útil sea el descubrimiento sino cuanto pagarán por él.
La ciencia se ha mercantilizado, responde a los intereses de los grandes centros de poder, se convierte en su aliada para encubrir cualquier barbarie, para cambiar el significado de “invasión” por “intervenciones militares quirúrgicas que causan sólo los daños imprescindibles.”Pero los eufemismos no suavizan los efectos nocivos de las armas de uranio empobrecido. Más allá del considerable número de víctimas están el daño ecológico irreversible y las partículas radiactivas que permanecen en las zonas que fueron escenarios de la conflagración, las cuales al ser tan pequeñas, pueden ser ingeridas o inhaladas tras quedar depositadas en el suelo o al ser transportadas akilómetros de distancia por el aire, la cadena alimenticia o las aguas provocando la aparición de nuevas enfermedades de muy difícil diagnóstico y el aumento espectacular de malformaciones congénitas y cáncer. En el conflicto de Irak las secuelas se encontraron tanto en los pobladores de la región como entre los varios miles de veteranos norteamericanos y británicos y en sus hijos, cuadro clínicoconocido como Síndrome de la Guerra del Golfo. Y como si esto fuera poco, los Estados Unidos advierten, con orgullo, que poseen 500 000 toneladas de uranio empobrecido almacenadas. ¿En qué estaban pensando los científicos que crearon esas armas?
Si Galileo Galilei conociera acerca del más de medio millón de niños que han muerto en Irak como consecuencia de la Guerra del Golfo, de segurosentiría tanto resentimiento contra los inventores del Apocalipsis atómico que tomaría los hábitos, al ver, con vergüenza, que ya el único fin de la ciencia no reside en aliviar las fatigas de la vida humana. Pero parece que a muchos no les impactan las cifras ni las imágenes, que sólo protestan cuando se ven afectados o admiten lo innegable cuando la verdad es demasiado evidente para ocultarla. Tambiénestán los que se niegan a importar remedios oncológicos porque contienen restos de material nuclear, como si la proliferación del cáncer infantil fuera un castigo divino y no un resultado de la falta de escrúpulos de algunos de nuestros congéneres. Lo único cierto es que, según la UNICEF, alrededor de 200 chicos mueren por día en Irak y un por ciento cada vez mayor, nacen muertos o con...