El Valdemaro
Como nos deja suponerlo ya la índole discursiva del texto, se trata de una argumentación cuya primera meta es clarificar la cuestión de los estatutos y de sus justificaciones. Así veremos a lo largo del texto, como elautor analiza los argumentos de los defensores los mas radicales de los Estatutos para luego, sin oponerse diametralmente a ellos, refutarlos y justificar con el mismo proceso racionalista su propia opinión cristiano-humanista.
Antes de empezar el comentario lineal del documento, conviene aquí analizar brevemente su contexto histórico, retrasando en particular la historia de los "Estatutos" y dela controversia que hubo entorno a ellos.
Los primeros estatutos de limpieza de sangre aparecieron el 1447 con la revuelta de los anticonversos de Toledo, encabezada por el repostero del rey, Pedro Sarmiento. Esta revuelta, esencialmente dirigida contra los judíos o cristianos nuevos de ascendencia hebrea, culmino violentamente con el saqueo y el incendio la judería de Toledo.
En esta época, lareconquista católica estaba casi terminada, solo quedaba el
aislado reino de Granada a manos de los musulmanes. Los católicos necesitaban establecer entonces una nueva unidad político-religiosa. Pero ya desde el siglo XIII, la Comunidad católica había encontrado para sus males su chivo expiatorio: los judíos, que aunque siempre fueron minoritarios en la península fueron relativamente toleradoshasta entonces, mientras la península estaba ocupada por los musulmanes. Ahora bien, estos estatutos toledanos, negando cargos religiosos, administrativos y políticos a los conversos, o hijos o nietos de conversos, cristianos nuevos, no recibieron entonces la aprobación de la monarquía. Hasta el Papa Nicolas V los condeno firmemente. Pero paulatinamente, durante el reinado de los reyes católicos,tras la expulsión definitiva de los judíos de 1492, la idea de los estatutos infiltro las mentes hasta que se dieron públicamente dos pragmáticas de los reyes católicos en 1501 en las que oficializan los Estatutos de limpieza de sangre, y esta vez con la aprobación de la Santa Sede. Mientras tanto, los moriscos padecían cada vez mas discriminaciones y aunque seguían tolerados, las conversionesforzadas se hacían frecuentes. Casi un siglo mas tarde, en 1599, los Estatutos se extienden tanto a los conversos descendientes de judíos que de moros, convertidos en un arma política extremadamente poderosa. En este contexto redacta este discurso Fray Agustín Salucio.
Primero, Salucio expone su voluntad racionalista de dar “fundamento” a la justificación de los Estatutos de limpieza de sangre.Ya desde la primera linea, claro esta que no se opone a ellos sino que va a refutar, o simplemente moderar, ciertos argumentos que los justifican.
Expone estos dos argumentos que “ algunos alegan”, el primero siendo que “las raças de judíos y moros son infames y que basta esta infamia para que se les nieguen las onras”. En este contexto, la palabra “honra” designa a la vez toda clase de nobleza ytodo cargo importante en la sociedad. Decir que se les niega las honras significa aquí que no se los puede dejar ocupar otro estamento que el mas bajo. Se trata aquí de un argumento puramente “racista” que autor, lo veremos mas detalladamente luego, no parece poner en tela de juicio.
El segundo argumento expuesto es el de la turbación de la orden social por ambas comunidades. Recordemos que...
Regístrate para leer el documento completo.