El Valor De Educar

El valor de educar
Fernando Savater

El primer día del curso se cumplió el ritual y el profesor con aire severo paseo su mirada sobre los críos antes de decir en tono desafiante: “caballeros, ustedes o yo”. Todos los que hemos dado clase alguna vez, sobre todo a un público joven, entendemos bastante bien el sentido de este dilema aparentemente truculento. Y es que la enseñanza siempre implicauna cierta forma de coacción, de pugna entre voluntades. Ningún niño quiere aprender aquello que le cuesta trabajo asimilar y que le quita el tiempo precioso que desea dedicar a sus juegos.
¿Es acaso cierto que obligamos a los niños a estudiar por su propio bien? Tenemos derecho a imponerles La disciplina sin la cual desde luego no aprenderían la mayoría de las cosas que consideramosimprescindibles que lleguen a saber’
En cierto sentido la tiranía es real. Hablamos de tiranía cuando quien tiene el poder fuerza a otros para que hagan o dejen de hacer algo en contra de su voluntad. Esto es lo que sucede en los primeros años de la enseñanza.
Hubert Hannoun (en Comprendre l’education) aventura que educamos “para no morir, para preservar una cierta forma de perennidad, para perpetuarnos através del educando como el artista intenta perdurar por medio de su obra”.
La educación constituye así algo parecido a una obra de arte colectiva que da forma a seres humanos en lugar de escribir en papel o esculpir en mármol. En otro sentido, la educación responde antes al interés de los educadores que a los de los educandos. Para que la sociedad continúe funcionando, es preciso que aseguremosel reemplazo en todas aquellas tareas sin las cuales no podríamos subsistir. Hace falta pues, preparar a los niños a fin de que sepan educarnos y sostengan todo aquello que nos va haciendo a los mayores dimitir; de modo que en cualquier caso los niños son reclutas forzosos.
Les imponemos la humanidad tal como nosotros la concebimos y padecemos, presentimos que les condenamos a mucho pero tambiénque les damos la posibilidad de inaugurar algo.
Si la educación implica cierta tiranía, es una tiranía de la que solo pasando por la educación podremos en alguna medida más tarde liberarnos; su objetivo es formar individuos capaces de prescindir de su auxilio, de caminar por sí mismos. La educación siempre es un intento de rescatar al semejante de la fatalidad zoológica o de la limitaciónagobiante de la mera experiencia personal. Proporciona a la fuerza algunas herramientas simbólicas que luego permitirán combinaciones inéditas y derivaciones aún inexploradas.
El objetivo explicito de la enseñanza es conseguir individuos auténticamente libes. Pero ¿Cómo admitir sin recelo o sin escándalo que la vía para llegar a ser libre y autónomo pase por una serie de coacciones instructivas, por unahabituación a diversas maneras de obediencia? La respuesta es comprender que la libertad de la que estamos hablando es un logro de nuestra integración social.
Ser libre es liberarse de la ignorancia prístina. Los seres vivos son libres, porque pueden aspirar a una mejor o peor adaptación a lo forzoso.
La conquista de una autonomía simbólica por medio del aprendizaje nos aclimata ainnovaciones y elecciones sólo posibles dentro de la comunidad. Ni siquiera Rousseau pensó de otro modo, pues su libertad natural no es más que una adaptación a determinaciones espontáneas y su protesta contra las cadenas sociales que se nos imponen.
Los niños comienzan a estudiar en cierta medida a la fuerza. ¿Por qué? Porque se les pide un esfuerzo y los niños no se esfuerzan voluntariamente más que enlo que los divierte. Los estudios son algo que interesa a los mayores, no a él.
La completa ignorancia no suele ser ni siquiera inquisitiva, mientras que saber un poco abre el apetito de saber más. Es el educador quien ha de dar importancia a la ignorancia del alumno porque valora positivamente los conocimientos que a éste le faltan. Es el maestro quien cree firmemente que lo que enseña merece...