el valor de educar
actividades laborales no eran vistas condisplicencia o altanería. Sin embargo, hasta finales del siglo XVIII la instrucción Técnico – Científica
no alcanzó una consideración comparable en la enseñanza de la educación cívico-moral. En su granEnciclopedia Diderot no retrocede ante el estudio de artesanías antes tan desdeñadas como la albañilería las artes culinarias y todos los ilustrados de aquella época valoraban el espíritu de geometríacomo el talento intelectual más agudo más razonable y más independiente de prejuicios . A partir de entonces se empieza a considerar que los conocimientos que brinda la instrucción son imprescindiblespara fundar una educación igualitaria y tolerante , capaz de progresar críticamente mas alla de los tópicos edificantes aportados por la tradición religiosa o localista . Mas tarde , la proporción deestima se invierte y los conocimientos técnicos , cuanto más especializados y listos para un rendimiento laboral inmediato mejor, han llegado a ser tasados por encima de una formación cívica y éticasujeta a incansables controversias . El modelo científico del saber es más bien unitario, mientras que las propuestas morales y políticas se enfrentan con la multiplicidad cacofónica: por lo tantoalgunos llegan a recomendar que la enseñanza institucional se atenga a lo seguro y práctico lo que tiene una aplicabilidad laboral directa , dejando a las familias y otras instancias ideológicas elencargo de las formas de socialización más controvertidas . En el próximo capítulo volveremos más extensamente sobre tales pensamientos. Esta contraposición educación versus instrucción resulta hoy ya...
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