El vestido
Es innegablemente importante lo que llevamos puesto, pero ¿cuánta ropa necesitamos, cuántos accesorios, zapatos y carteras?La respuesta difiere según la cultura, el nivel económico y la época. Algo inolvidable y sorprendente en la biografía de Camille Claudel, escrita por Anne Delbée, es el dato de que en su vida deadulta, Camille tenía solo un vestido para cambiarse. No era excepcional, era la norma, lo común. Con los zapatos ocurría lo mismo: la gente tenía uno o dos pares, y se consideraban suficientes.
Una manerade ser zombis es seguir la corriente, dejar que el mercado nos obligue a consumir de la manera que los interesados en ello lo decidan. Es difícil, pero no imposible, poner algo de conciencia sobre elpropio comportamiento. Cada cual puede tomar pequeñas decisiones para afectar el planeta y a sus habitantes de una forma menos negativa.
Hay muchos aspectos que debemos considerar, desde la cantidad,los costos, los procesos, hasta la durabilidad. ¿Cuántos pantalones, cuántas camisetas necesitamos para estar satisfechos, para sentirnos cómodos y bien vestidos? Los seres humanos parecemos ardillasrecolectando frutos; lo dice el tamaño de los closets, cada día más y más grandes, pues somos acumuladores, nada nos parece suficiente, somos antojados, sentimos que tenemos que tener alguna cosa...
Regístrate para leer el documento completo.