el violinista del diablo


El violinista del diablo
De cara o Cruz

El hombre le dio la espalda, no quería escuchar una sola palabra más… dio cinco pasos y se detuvo frente la puerta, delante podía escuchar el silencio. Un silencio tan imposible como quieto. Detrás de él podía escuchar como viniendo de un vacio lejano, como si tan solo se tratara del eco; a la mujer llorando. Abrió la puerta, esa noche cumpliría sumayor sueño.
Llevaba el violín dormido en el estuche, colgándole en la espalda. La luz del teatro de los Ilustres le ilumino el sombrío rostro en el mismo momento en el que él veía a los millares de personas apiñadas como leños en las gradas, pero era una ilusión, solo una imaginación suya, pues si la gente no lo veía a él, él no podría verlas… Desde un vacio lejano, desde lo hondo de lahabitación que dejaba atrás, a no más de tres metros de él, de nuevo Estefanía le pedía que regresara con ella… pero también el violín le hablaba, palpitaba, indudablemente vivo. Sentía ya como desesperaba por salir de su encierro y gritaba por poner a la gente a llorar con sus melancólicas notas. El violín estaba despierto… y Rodrigo no podía ignorarlo, era casi una ley. No era diferente a un esclavo.Rodrigo dio los últimos pasos, salvando el último espacio entre él y el escenario, no le sorprendió el atronador aplauso que la gente levantaba en el aire. Pero él no podía escuchar nada más; ni el llanto de Estefanía, ni el aclamo de las masas, tan solo escuchaba como el violín le hablaba, y le urgía para que lo sacara. Descanso el estuche en la mesa que ahí le dejaron y sentándose en el bancoque estaba junto a la mesa, abrió el cierre e inmediatamente la gente, como si un choque eléctrico los golpeara; se callaron. Rodrigo miro el magistral instrumento en su encierro; la madera vieja, desgastada y descolorida por el uso, le provocó la más grande de sus sonrisas, no le importaba saber que esa noche al callar la última cuerda, él, o su alma, le pertenecería para siempre al diablo.Cuando Rodrigo no era más que un muchacho jamás pensó que se convertiría en el violinista más afamado del mundo, pero ese era su sueño, o a favor de la verdad no era su propio sueño, no, aunque al final lo haría completamente suyo. Para Rodrigo, la música era lo que la poesía es para el poeta. Tan solo una manera de encontrarle belleza a este nefasto mundo donde el hambre y la soledad le fueroneternas compañeras. Compañeras con las que no se podía acostumbrar a vivir.
La música le representó un escape, una vía de salvación a las crueles ideas que le acechaban en la cabeza; noche y día. Quería morir para no ser el involuntario testigo de las tantas crueldades que forman al mundo, quería morir y sopesaba la posibilidad de tomar el asunto en su propia mano, pero eso fue antes de escucharlo,de que los acordes del instrumento le traspasara la piel, hasta el corazón, a el alma… de ahí en adelante tan solo quería vivir para escuchar pues no se sentía digno de participar en tal belleza.
Antes de encontrar el melancólico instrumento en su vida, todo era gris y hasta desabrido. Sufría y no lograba vislumbrar el por qué de tanto dolor… y la duda era como otro golpe en el corazón.Hubiese muerto y matado por una luz que le guiara, o por tan solo, la sola promesa de un mundo mejor.
Por eso al escuchar la belleza que era capaz de crear el instrumento al hacer vibrar sus cuerdas se sintió inmediatamente atraído por las melancolías notas que trasmitía, porque él también era melancólico. La música le fue como para quien perdido en un bosque de repente encuentra el sendero camino acasa, y ya no deja jamás de recorrer el camino.

No fue un niño prodigio que toco el instrumento y lo hizo hablar con magistral talento. En realidad no pasaba de lo normal. Tampoco fue que conoció el sonido de una manera casi mágica y fantasiosa, en realidad todo fue extremadamente natural, como si entre la gris crueldad del mundo hubiese un rincón diminuto para tal belleza, y eso fuera lo más...