Elecciones Sentenciadas

Hace hoy 39 años, las credenciales comiciales de mis padres y mi abuelo paterno pasaban a ostentar las constancias electorales que atestiguaban los votos emitidos por mis mayores en las eleccionespresidenciales argentinas del 23 de septiembre de 1973. Transcurrirían diez años antes del ingreso de las siguientes constancias electorales en las credenciales comiciales de mis mayores. El golpemilitar del 24 de marzo de 1976 impediría la celebración de elecciones generales hasta el 30 de octubre de 1983. Mis padres y mi abuelo paterno recién podrían votar regularmente desde 1983, cuando mi madreya tenía 46 años y mi padre 42. Más patético resultaba el caso de mi abuelo, que en 1983 ya contaba 65 años y le faltaban escasos cinco años para la edad mínima de sufragio optativo. Mi abuelo,nacido en 1918, había soportado las duras interrupciones y condicionamientos impuestos por el golpismo y conservadurismo a la continuidad institucional desde 1930. Tal vez ello explicara cómo, durante susúltimos dos decenios de vida, mi abuelo, luchando penosamente contra las previsibles limitaciones psicofísicas de la ancianidad, se empeñara en seguir votando, pese a estar legalmente autorizado a nohacerlo por cuestiones etarias. Y, de hecho, votó hasta la primera ronda electoral porteña de 2003 inclusive, pese a sus 85 años recién cumplidos años. Una súbita hemorragia cerebral le impidió votaren el balotaje capitalino del 14 de septiembre de 2003. Mi padre y yo lo encontramos tumbado en el piso de su casa al irlo a buscar para acompañarlo a sufragar. Pocas horas después, mi abuelo erahospitalizado, conservando la lucidez necesaria para lamentar no haber podido votar por Aníbal Ibarra en el balotaje porteño, resultante en la reelección de Ibarra como jefe de Gobierno capitalino, deseadapor mi abuelo, receloso de las intenciones del candidato derechista Mauricio Macri, posteriormente electo y reelecto para el mismo cargo. Pocos días después, el estado de salud de mi abuelo se...