Elegía

DE LA TRAVESÍA DE MANUEL ENTRE LOS AGUACEROS DE MAYO
A la memoria de los Hermanos Barroeta, Linares y Hernández
La voz del guacharaco ha buscado otros rumbos, jopeandose ha ido por los caminos del Caote, recogiendo mangos, por los lados del Algarrobo buscando aguaceros a media luz. Sus ojos verdes se confunden con las hojas de losbucares allá por el alto de la chapa. Manuel busca las luces que le ha dejado Elbano en el alambique escondido en plena hacienda. Su voz se va tras las morocotas de Bartolo,las que han quedado después del chaparrón allá por Agua Clara, por la Quebrada de los Negros, le hacen un sitio entre el café de Los Barriales y Manuel camina despacitotras los pasos de Francisco, se va comiendo cambures por el Alto de las Flores, esquivando las tapias de Romelia y sus fogón. En la Mesa de García saluda a Juan Clímaco ya Lorenzo que conversan porque tienen tiempo sin ver al tuñeco Reinaldo que anda por los lados de Bachaquero pescando todavía. Pedro Hernández se chancea con su tocayoPedro Márquez y le pregunta por la tierra amarilla de la Chapita y por toñito que acaba de pasar comiendo mandarinas de la Vega de Morón. Se arrellana en la silleta delcorredor agüaitando como Isolina le cuela el café allá en la Chapa Grande, todos preguntan por la llegada de Saúl pues sólo se oye su voz de trueno y exclama: Decir laverdad no es cuento, y oyen la risa de su Tío Segundo y se alegra al ver a Rafael Barroeta y Ana María Quevedo entre el conuco pero Saúl no se ve por esos lados todavía, sinola sombra de su voz de trueno. De María Oliva no saben nada pero tienen la certeza que demorará muchísimos años en llegar por esa travesía.
JOSE LUIS BARROETA QUEVEDO