Elemental, Watson
El acoso de George Edalji
A mediados de diciembre de 1906, Conan Doyle recibió unacarta de un joven que acababa de salir de la cárcel, en la que aseguraba que era inocente del delito por el que lo habían condenado: la morbosa viseración de un caballo. Fue el mayor Wood, su secretario personal, su Watson particular, quien le recomendó que la leyese.
El meollo de la cruel persecución que había sufrido George Edalji lo constituía una larga serie de espeluznantes cartas, salidasde una pluma realmente envenenada.
Conan Doyle, quien desempeñaba el trabajo de detective privado en la vida real, tomó en sus manos el caso y, durante los meses siguientes, hizo campaña a favor de la inocencia de aquel joven. Comenzó por recabar documentos, declaraciones y recortes de prensa. Así llegó a percatarse de la complejidad que revestía el asunto, detrás del cual, como tendría ocasiónde descubrir más tarde, se ocultaba una realidad mucho más enrevesada. Fue un caso sorprendente, muy ilustrativo de la afirmación de Sherlock Holmes a propósito de la depravación que se ocultaba tras la hermosa campiña.
Los hechos habían tenido lugar en South Staffordshire; en los primeros meses de 1903. La aldea de Great Wyrley había sido presa de una gran agitación. Merodeaba por allí undelincuente cuyo torpe placer consistía en deslizarse con cautela de noche por los prados, con una navaja o un cuchillo afilado, y rajar al ganado, ovejas y caballos, dejando que se desangren hasta morir.
Aunque la policía estaba en guardia, no disponía de ninguna prueba para detener a nadie. Hasta que comenzaron a recibirse unas enigmáticas cartas. Llama la atención la extensión y el tonodesagradable de las cartas. Conan Doyle apenas hubo de recurrir a su formación como médico y a su intuición como escritor para darse cuenta de que el autor de aquellas cartas era una persona profundamente trastornada. Daba a entender que se sentía hondamente agraviado por los habitantes de la localidad. Y algo mucho peor, como decía en una carta fechada el 10 de julio de 1903: “En noviembre, Wyrley vivirátiempos de regocijo cuando comiencen con las chicas, porque piensan cargarse a veinte mozas igual que los caballos de antes del mes de marzo”.
Estaba claro que la policía tenía que hacer algo, detener a alguien o, de lo contrario, tarde o temprano, acabaría por cometerse un asesinato. Pero ¿cómo había llegado la policía a identificar a Edalji como el verdadero culpable?, se preguntaba Doyle. Enlas cartas mencionaban los nombres de varias personas pero, de todo Wyrley, sorprendía que se hubiesen fijado en George Edalji, uno de los hijos del párroco de la Iglesia anglicana.
Su padre, el reverendo Shapurji Edalji, había nacido en Bombay, en el seno de una familia parsi. No era más que un hombre de tez oscura. Antes de recalar en Wyrley en 1876, Edalji había prestado sus servicios en seisparroquias por toda Inglaterra, pero tener un vicario “negro”, casado con una mujer blanca y con hijos mestizos, era sorprendente en una parroquia rural del inculto centro del país. Y eso habría de traer problemas.
George era abogado y ejercía en Birmingham. Se había licenciado con honores. Aunque entonces era pobre, tenía por delante un brillante porvenir, que debió de exacerbar la inquina de...
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