elitismo
Mark Evans
En la raíz de la doctrina elitista reside la convicción de que la historia de la política es la del
dominio de las elites, cuestionándose así las premisas fundamentales de gran parte de los
presupuestos del liberalismo político occidental, la organización del gobierno y la «correcta» relación entre el Estado y la sociedad civil. En palabras de Gaetano Mosca (1939, p. 50):
En todas las sociedades, desde aquellas que están escasamente desarrolladas y apenas han
alcanzado atisbos de civilización hasta las más avanzadas y poderosas, hay dos clases de personas:
los que dominan y los dominados. La primera clase, siempre la menos numerosa, desempeña
todas las funciones políticas, monopoliza el poder y disfruta de las ventajas que éste conlleva,
mientras que la segunda, la más numerosa, está dirigida y controlada por la primera.
De ahí que la naturaleza de toda sociedad ‐ya se base en el consenso o sea autoritaria, dinámica o
estática, pacifista o totalitaria, legítima o ilegítima‐ esté determinada por el carácter de su elite que, lo que es más importante, fija y manipula todos sus objetivos (Prewitt y Stone, 1973, p. 3).
Este capítulo aborda las inquietudes teóricas, empíricas, filosóficas, organizativas e institucionales
de los principales teóricos que se calificarían, a sí mismos, de elitistas y evalúa su contribución a
nuestro conocimiento de la ciencia política contemporánea, con el propósito de revisar el
contenido y la naturaleza de la teoría de las elites. El alcance del capítulo está limitado por el
espacio, de forma que no es ni pretende ser en absoluto exhaustivo. Consta de tres partes: la
primera se ocupa de la aparición del elitismo clásico; la segunda analiza el de carácter democrático
y la tercera la contribución de algunos enfoques elitistas contemporáneos que pretenden
comprender los fundamentos operativos de la autonomía del Estado capitalista. En suma, el
argumento general del capítulo es que el elitismo es acumulativo y que descansa en tres pilares
principales: la Convicción de que el dominio de las elites resulta inevitable y de que la democracia
liberal es irracional; el rechazo de la concepción economicista marxista que mantiene que la
economía es el principal determinante del funcionamiento de la sociedad, y una creencia en la
posible autonomía del Estado respecto a las fuerzas sociales y económicas.
El elitismo clásico
Aunque el germen de esta perspectiva esté ya presente en las ideas de Platón, Maquiavelo y otros autores, el elitismo como teoría del poder social se suele asociar con el trabajo de Vilfredo Pareto,
Gaetano Mosca y Robert Michels. Estos autores coincidían en una tesis común, según la cual la
concentración del poder social en un pequeño grupo de elites dominantes resultaba inevitable en
todas las sociedades y no consideraban fiable la idea que propugnaba Karl Marx de un cambio evolutivo hacia una sociedad sin clases en la que el poder estaría distribuido equitativamente. Este
apartado da una visión general de las propuestas principales del pensamiento elitista clásico y se
centra en la revisión que hizo Pareto tanto del realismo de Maquiavelo como de la renovación de
las elites (Pareto, 1935), en la idea de La clase dominante, de Mosca (1939), y en el principal
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trabajo de Michels, Los partidos políticos (1911), que prestó atención a la inevitabilidad de una
«ley de hierro de la oligarquía». Cada uno de estos textos plantea una crítica del marxismo y del
pluralismo que rechaza completamente tanto la dominación de clase como la diseminación
pluralista del poder. Al analizar críticamente estos textos podremos ...
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