Ella es la maradona de la música
“Ella es la Maradona de la música”
El biógrafo francés de la pianista argentina ratificó para sí mismo, después de ocho años de trabajo, que Argerich “es una mujer fascinante, como su música”. Bellamy refuta prejuicios y sostiene que entrar en contacto con su mundo provoca una suerte de “revelación”.
Se puede tener unaexperiencia mística en un templo budista, en una catedral, o con las manos de una mujer que se deslizan sobre un piano. El acceso a ese don está reservado a muy pocos. Martha Argerich detenta ese poder, único, exquisito, sobrenatural. Sus conciertos son un paso del otro lado de una frontera a la que sólo se accede con su música. Sus seguidores le perdonan todo. Imprevisible, temperamental, bohemia,Argerich ha hecho historia con su música y con sus ausencias en los conciertos de salas llenas que anuló a último momento. Esta pianista argentina es una leyenda mal conocida, o conocida por lo que muchos califican como “excentricidades”. Su biógrafo francés, Olivier Bellamy, corrige esos juicios apurados. En 280 páginas que se leen como una novela de acción, Olivier Bellamy restituye sin concesionesla vida de esta pianista genial que supo preservar la fuerza romántica y la expresión de la emoción máxima por encima de la moda dominante que hizo del piano una proeza técnica sin vibración. Aficionado excelso u oyente casual, nadie puede levantarse igual al día siguiente después de haber escuchado el segundo movimiento del Concierto para piano N° 3, de Beethoven, interpretado por MarthaArgerich. Angeles que descienden del cielo con un secreto en los labios. Olivier Bellamy logró que Martha Argerich, que detesta hablar de ella, aceptara que este crítico musical hiciera su biografía. Ocho años de trabajo que empezaron en el 2000. “Fue en su casa de Bruselas, a las seis de la mañana, después de la noche de Año Nuevo.” El resultado es la magnífica biografía que acaba de publicar en FranciaBuchet-Chastel: Martha Argerich, L’enfant et les sortilèges (Martha Argerich, el niño y los sortilegios). El título del libro alude a una composición de Ravel e ilustra perfectamente la personalidad doble de Martha Argerich. Bellamy recuerda que en ella viven un niño eterno y un adulto denso. Ambos, asociados, han dado una de las más grandes intérpretes de la historia de la música clásica, queempezó a tocar el piano a los tres años porque un niño la desafió. En esta entrevista con Página/12, Olivier Bellamy recorre la vida de la pianista y penetra el estilo de quien tiene el don de abrir el cielo con las manos.
–Usted describe a Martha Argerich con una doble magnitud: la de una mujer que preservó su infancia y dentro de la cual hay un adulto complejo.
–Martha Argerich supoconservar las cualidades de la infancia, eso que todos buscamos preservar, pero que no llegamos a hacerlo porque la vida es muy difícil en muchos aspectos. Entonces nos comportamos como adultos. Pero Martha Argerich preservó la frescura de la infancia, que es indispensable para su arte. Todos los artistas guardaron una parte de la infancia, pero Argerich fue más lejos que los demás. Argerich tuvo unaconciencia de adulto muy temprana. En cuanto empezó a aprender el piano a la edad de tres años, ya tenía una exigencia interior muy, muy grande. Es una paradoja fundamental en su personalidad que vamos a encontrar a lo largo de su vida. Argerich es alguien profundo, inteligente, pero no es razonable. Huye de la realidad. Ella es consciente de eso. Argerich vive de noche, trabaja de noche, se escapadel día porque el día es el momento donde todo el mundo trabaja, donde hay que ser eficaz. Todas esas cosas le son extranjeras. En cambio, de noche está en su centro íntimo.
–Sin embargo, ese aspecto bohemio no le quita nada a la dimensión de su arte. Al contrario, la engrandeció.
–Desde luego, pero el punto de partida es una exigencia muy grande. Ella no busca la eficacia. Lo que busca es...
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