ella

gasto, como me dijo mi mamá, si lo acostumbraba a ganar mi propio dinero; entonces
guardaba los trabajos para regalitos.
Me embaracé como a los dosaños, y ya hasta estaban diciendo que yo no podía tener
hijos, porque ya había pasado mucho y nada, aunque no me cuidaba. Pero para
entonces las cosas yaestaban más feas, ramón me pegaba a cada rato y ya no le
importaban ni los motivos ni nada; de puro milagro la criatura nación bien.
Se calmó un pococuando la bebé estaba recién nacida, estaba contento de ser papá;
pero después ya llegaba borracho casi a diario y cada vez era más violento, algunos
díasno podía yo ni pararme para hacer nada de la casa, apenas y para darle de
comer a la nena; mi suegra se llevaba a la niña para su casa cuando veía a supadre
borracho y pegándome. Cuando llegó a estar con nosotros se asustaba, me costaba
mucho trabajo que dejara de llorar, y era peor, porque ramón seponía más enojado.
Me escape de la casa con la niña varias veces, pero ramón siempre me encontraba y
me prometía que iba a cambiar, además de que mipadrastro no me quería otra vez
viviendo con ellos, eran dos bocas más que alimentar. Ramón nunca cambió, le
bajaba un tiempo y luego regresaba a lo mismo.Ahora estoy en el hospital, recuperándome de que me amarró a la cabecera de la
cama y me estuvo golpeando con todo lo que pudo cinco horas seguidas,que disque
porque estuve haciendo no supe qué con el de la tienda. Yo sólo fui con la niña a
comprarle un dulce. Pero ahora sí no voy a regresar.