Elogio de la dificultad

Páginas: 6 (1463 palabras) Publicado: 4 de mayo de 2010
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ANTON CHEJOV EL TALENTO Cortesía de : Verónica vaymelek@yahoo.com.ar El pintor Yegor Savich, que se hospeda en la casa de campo de la viuda de un oficial, está sentado en la cama, sumido en una dulce melancolía matutina. Es ya otoño. Grandes nubes informes y espesas se deslizan por el firmamento; un viento, frío y recio, inclina los árboles y arranca de sus copas hojas amarillas.¡Adiós, estío! Hay en esta tristeza otoñal del paisaje una belleza singular, llena de poesía; pero Yegor Savich, aunque es pintor y debiera apreciarla, casi no para mientes en ella. Se aburre de un modo terrible y sólo le consuela el pensar que al día siguiente no estará ya en la quinta. La cama, las mesas, las sillas, el suelo, todo está cubierto de cestas, de sábanas plegadas, de todo género deefectos domésticos. Se han quitado ya los visillos de las ventanas. Al día siguiente, ¡por fin!, los habitantes veraniegos de la quinta e trasladarán a la ciudad. La viuda del oficial no está en casa. Ha salido en busca de carruajes para la mudanza. Su hija Katia, de veinte años, aprovechando la ausencia materna, ha entrado en el cuarto del joven. Mañana se separan y tiene que decirle un sinfín decosas. Habla por los codos; pero no encuentra palabras para expresar sus sentimientos, y mira con tristeza, al par que con admiración, la espesa cabellera de su interlocutor. Los apéndices capilares brotan en la persona de Yegor Savich con una extraordinaria prodigalidad; el pintor tiene pelos en el cuello, en las narices, en das orejas, y sus cejas son tan pobladas, que casi le tapan los ojos. Siuna mosca osara internarse en la selva virgen capilar, de que intentamos dar idea, se perdería para siempre. Yegor Savich escucha a Katia, bostezando. Su charla empieza a fatigarle. De pronto la muchacha se echa a llorar. Él la mira con ojos severos al través de sus espesas cejas, y le dice con su voz de bajo: -No puedo casarme.

-¿Pero por qué? -suspira ella. -Porque un pintor, un artista quevive de su arte, no debe casarse. Los artistas debemos ser libres. -¿Y no lo sería usted conmigo? -No me refiero precisamente a este caso... Hablo en general. Y digo tan sólo que los artistas y los escritores célebres no se casan. -¡Sí, usted también será célebre, Yegor Savich! Pero yo... ¡Ah, mi situación es terrible!... Cuando mamá se entere de que usted no quiere casarse, me hará la vidaimposible. Tiene un genio tan arrebatado... Hace tiempo que me aconseja que no crea en sus promesas de usted. Luego, aún no le ha pagado usted el cuarto... ¡Menudos escándalos me armará! -¡Que se vaya al diablo su mamá de usted! Piensa que no voy a pagarle? Yegor Savich se levanta y empieza a pasearse por la habitación. -¡Yo debía irme al extranjero! -dice. Le asegura a la muchacha que para él un viajeal extranjero es la cosa más fácil del mundo: con pintar un cuadro y venderlo... -¡Naturalmente! -contesta Katia-. Es lástima que no haya usted pintado nada este verano. -¿Acaso es posible trabajar en esta pocilga? -grita, indignado, el pintor-. Además, ¿dónde hubiera encontrado modelos? En este momento se oye abrir una puerta en el piso bajo. Katia, que esperaba la vuelta de su madre de un momentoa otro, echa a correr. El artista se queda solo. Sigue paseándose por la habitación. A cada paso tropieza con los objetos esparcidos por el suelo. Oye al ama de la casa regatear con los mujiks cuyos servicios ha ido a solicitar. Para templar el mal humor que le produce oírla, abre la alacena, donde guarda una botellita de vodka. -¡Puerca! -le grita a Katia la viuda del oficial- ¡Estoy harta deti! ¡Que el diablo te lleve! El pintor se bebe una copita de vodka, y las nubes que ensombrecían su alma se van disipando. Empieza a soñar, a hacer espléndidos castillos en el aire. Se imagina ya célebre, conocido en el mundo entero. Se habla de él en la Prensa, sus retratos se venden a millares. Hállase en un rico salón, rodeado de bellas admiradoras... El cuadro es seductor, pero un poco vago,...
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