Elogio de la locura

Páginas: 128 (31922 palabras) Publicado: 2 de junio de 2010
Mentiré si no añado que a medida que crecen y empiezan a cobrar prudencia por obra de la experiencia y del estudio, descaece la perfección de la hermosura, languidece su alegría, se hiela su donaire y les disminuye el vigor. Cuanto más se alejan de mí, menos y menos van viviendo, hasta que llegan a la vejez molesta que no sólo lo es para los demás, sino para sí mismos. Tanto es así que ningúnmortal podría tolerarla si yo, compadecida nuevamente de tan grandes trabajos, no les echase una mano, y al modo como los dioses de que hablan los poetas suelen socorrer con alguna metamorfosis a los que están apurados, así yo, cuando les veo próximos al sepulcro, les devuelvo a la infancia dentro de la medida de lo posible. De aquí viene que la gente suela considerar como niños a los viejos.Si alguien se interesa en saber el medio de que me valgo para la transformación, no se lo ocultaré: Les llevo a las fuentes de nuestro río Leteo, que nace en las islas Afortunadas (pues que por el infierno sólo discurre un tenue riachuelo), para que allí, al tiempo que van trasegando el agua del Olvido(12), se enniñezcan y se les disuelvan las preocupaciones del alma. Se dirá que no todo queda enesto, sino que, además, pasan a divagar y bobear. Concedo que sea así, pero el infantilizarse no consiste [35] en otra cosa. ¿No es propio de los niños el divagar y el tontear? ¿Y acaso no es lo más deleitable de tal edad el hecho de que carezcan de sensatez? ¿Quién no aborrecerá y execrará como cosa monstruosa a un niño dotado de viril sapiencia? De ello es fiador el proverbio conocido por elvulgo: «Odio al niño de precoz sabiduría.»
¿Quién podría soportar la relación y el trato con un viejo que a su enorme experiencia de las cosas uniese semejante vigor mental y acritud de juicio? Por esta razón he favorecido al viejo haciendole delirar, y esta divagación le liberta, mientras tanto, de aquellas miserables preocupaciones que atormentan al sabio, y le hace ser un agradable compañerode bebida y librarse del tedio de la vida, el cual apenas puede sobrellevar la edad más vigorosa. No es raro aún que, al modo del anciano de Plauto, vuelva los ojos a aquellas tres letras de A. M. O(13). Sería desgraciadísimo si conservase la noción de las cosas, pero mientras tanto, gracias a mi favor, el viejo es feliz, grato a los amigos y no tiene nada de bobalicón ni de inepto para lasfiestas. Abunda en mi favor que en Homero se vea cómo de la boca de Néstor fluía una «palabra más dulce que la miel», mientras la de Aquiles era amarga y los ancianos que él mismo nos describe sentados en las murallas dejaban escuchar apacibles palabras(14).
Según este criterio, los viejos superan a la misma infancia, edad ciertamente placentera, pero inmatura y desprovista del principal halago dela vida, es decir, la locuacidad. Observar, además, que los ancianos disfrutan locamente de la compañía de los niños y éstos a su vez se deleitan con los [36] viejos, «pues Dios se complace en reunir a cada cosa con su semejante(15)».
¿En qué difieren unos de otros, a no ser en que éstos están más arrugados y cuentan más años? Por lo demás, en el cabello incoloro, la boca desdendata, laspocas fuerzas corporales, la apetencia de la leche, el balbuceo, la garrulería, la falta de seso, el olvido, la irreflexión, y, en suma, en todas las demás cosas, se armonizan. Cuanto más se acerca el hombre a la senectud, tanto más se va asemejando a la infancia, hasta que, al modo de ésta, el viejo emigra sin tedio de ella ni sensación de morir.

Capítulo XIV
Pase quien lo desee a comparareste beneficio que dispenso con las metamorfosis operadas por los demás dioses. Y no es del caso recordar las que efectúan cuando están airados, sino las ejecutadas en aquellos a quienes son más propicios: Suelen transformarles en árbol, en ave, en cigarra y hasta en serpiente(16), como si no fuese lo mismo transformarse que perecer. Yo, en cambio, devuelvo a la misma persona la parte mejor y...
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