Elogio de la ociosidad y otros ensayos - Bertrand Russell

Páginas: 253 (63077 palabras) Publicado: 4 de mayo de 2014
El pensamiento de Bertrand Russell abarca casi
enteramente el siglo XX y se nutre en gran parte de los
acontecimientos de los que fue testigo. El filósofo inglés
gozó de tiempo en su larga vida (98 años) para estudiar
y escribir acerca de una gran variedad de temas:
matemática, lógica, ética, religión, historia... En su
producción destacan sus escritos divulgativos, dirigidos
al granpúblico. Los artículos suelen versar sobre
asuntos de actualidad, escritos con sencillez, rigor y
valentía, siempre bajo el prisma de su gran sabiduría y
sentido común. Ganador del Premio Nobel de
Literatura de 1950, fue definido como «un campeón de
la humanidad y de la libertad de pensamiento».
En Elogio de la ociosidad, así como en Por qué no
soy cristiano, Russell recurre a algunas notas deironía
e ingenio para exponer unas ideas de una profundidad y
solidez sorprendentes. Los temas que expone son
variados pero subyace en ellos una idea rectora.
Algunos de los artículos resultan hoy premonitorios y
resultan extremadamente vigentes en el examen de las
sociedades actuales.

Elogio de la ociosidad
(Escrito en 1932)
Como casi toda mi generación, fui educado en el
espíritu delrefrán «La ociosidad es la madre de todos
los vicios». Niño profundamente virtuoso, creí todo
cuanto me dijeron, y adquirí una conciencia que me ha
hecho trabajar intensamente hasta el momento actual.
Pero, aunque mi conciencia haya controlado mis actos,
mis opiniones han experimentado una revolución. Creo
que se ha trabajado demasiado en el mundo, que la
creencia de que el trabajo es unavirtud ha causado
enormes daños y que lo que hay que predicar en los
países industriales modernos es algo completamente
distinto de lo que siempre se ha predicado. Todo el
mundo conoce la historia del viajero que vio en
Nápoles doce mendigos tumbados al sol (era antes de
la época de Mussolini) y ofreció una lira al más
perezoso de todos. Once de ellos se levantaron de un

salto parareclamarla, así que se la dio al duodécimo.
Aquel viajero hacía lo correcto. Pero en los países que
no disfrutan del sol mediterráneo, la ociosidad es más
difícil y para promoverla se requeriría una gran
propaganda. Espero que, después de leer las páginas
que siguen, los dirigentes de la Asociación Cristiana de
Jóvenes emprendan una campaña para inducir a los
jóvenes a no hacer nada. Si es así,no habré vivido en
vano. Antes de presentar mis propios argumentos en
favor de la pereza, tengo que refutar uno que no puedo
aceptar. Cada vez que alguien que ya dispone de lo
suficiente para vivir se propone ocuparse en alguna
clase de trabajo diario, como la enseñanza o la
mecanografía, se le dice, a él o a ella, que tal conducta
lleva a quitar el pan de la boca a otras personas, y que,por tanto, es inicua. Si este argumento fuese válido,
bastaría con que todos nos mantuviésemos inactivos
para tener la boca llena de pan. Lo que olvida la gente
que dice tales cosas es que un hombre suele gastar lo
que gana, y al gastar genera empleo. Al gastar sus
ingresos, un hombre pone tanto pan en las bocas de los
demás como les quita al ganar. El verdadero malvado,

desde estepunto de vista, es el hombre que ahorra. Si
se limita a meter sus ahorros en un calcetín, como el
proverbial campesino francés, es obvio que no genera
empleo. Si invierte sus ahorros, la cuestión es menos
obvia, y se plantean diferentes casos.
Una de las cosas que con más frecuencia se hace
con los ahorros es prestarlos a algún gobierno. En vista
del hecho de que el grueso del gasto público dela
mayor parte de los gobiernos civilizados consiste en el
pago de deudas de guerras pasadas o en la preparación
de guerras futuras, el hombre que presta su dinero a un
gobierno se halla en la misma situación que el malvado
de Shakespeare que alquila asesinos. El resultado
estricto de los hábitos de ahorro del hombre es el
incremento de las fuerzas armadas del estado al que
presta sus...
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