Eloy Alfaro Delgado
César Dávila Andrade (Cuenca, [5de octubre de 1918] - [Caracas 2 de mayo de 1967]) fue uno de los escritores ecuatorianos más representativos del país, y señalado como el mayor representante del relato breve ecuatoriano.1 Su obra se cataloga en las corrientes literarías neorromántica y surrealista.
Proveniente de una familia de bajos recursos, no consiguió acabar en suEcuador natal sus estudios reglados. Después de un fugaz paso por Guayaquil, se trasladó a Quito en 1951 y allí ensayó diversas ocupaciones hasta que finalmente emigró a Venezuela junto a su esposa Isabel Córdova, radicándose en Caracas, ciudad en la que trabajó de periodista hasta su suicidio.
De vida bohemia y aficionado al consumo de bebidas alcohólicas, también era conocido como El Fakir tantopor su aspecto físico como por sus intereses sobre temas místicos.
En la obra del autor destacan sus poemas, aunque también escribió novelas cortas, cuentos y numerosos artículos periodísticos.
POEMA BOLRTIN Y ELEGIA DE LAS MITAS
Yo soy Juan Atampam, Blas Llaguarcos, Bernabé Ladña,
Andrés Chabla, Isidro Guamacela, Pablo Pumacuri,
Marcos Lema, Gaspar Tomayco, Sebastián Caxicondor.
Nací yagonicé en Chorlaví, Chamanal, Tanlagua,
Nieblí. Si, mucho agonicé en Chisingue,
Naxiche, Gambayna, Poalé, Cotopilaló.
Sudor de sangre tuve en Caxají, Quinchirana,
enCicapla, Licto y Conrogal.
padecí todo el Cristo de mi raza en Tixán en Saucay,
enMolleturo, en Cojitambo, en Tovavela y Zhoray.
Añadí así más blancura y dolor a la cruz que trajeron mis verdugos.
A mi tam. A José Vacacelatam.
ALucas Chaca tam. A Roque Caxicondortam.
En plaza Pomasqui y en rueda de otros natuales
nos trasquilaron hasta el frío la cabeza.
Oh, Pachacámac, Señor del Universo,
nunca sentimos más helada tu sonrisa,
y al páramo subimos desnudos de cabeza,
a coronarnos, llorando con tu Sol.
A Melchor Pumaluisa, hijo de Guápulo,
en medio patio de hacienda, con cuchillo de abrir chanchos,
le cortaron lostestes.
Y, pateándole, a caminar delante
de nuestros ojos llenos de lágrimas.
Echaba, a golpes, chorros de ristre de sangre.
Cayó de bruces en la flor de su cuerpo.
Oh, Pachacámac, señor del Infinito,
Tú, que manchas el Sol entre los muertos.
Y vuestro Teniente y Justicia Mayor
José de Uribe: "Te ordenó". Y yo,
con los otros indios, llevámosle a todo pedir,
de casa en casa, para supaseo, en hamaca.
Mientras mujeres nuestras, con hijas, mitayas,
a barrer, a carmenar, a texer, a escardar;
a hilar, a lamer platos de barro -nuestra hechura,-
Y a yacer con Viracochas,
nuestras flores de dos muslos,
para traer al mestizo y verdugo venidero.
Ya sin paga, sin maíz, sin runa-mora,
ya sin hambre de puro no comer;
sólo calavera, llorando granizo viejo por mejillas,
lleguétrayendo frutos de la yunga
a cuatro semanas de ayuno.
Recibiéronme: Mi hija partida en dos por Alférez Quintanilla,
Mujer, de conviviente de él. Dos hijos muertos a látigo.
Oh, Pachacámac, y yo, a la Vida
Así morí.
Y de tanto dolor, a siete cielos,
por sesenta soles, Oh, Pachacámac,
mujer pariendo mi hijo, le torcía los brazos.
Ella, dulce ya de tanto aborto, dijo:
"Quiebra maqui de guagua; noquiero que sirva
que sirva de mitaya a Viracochas".
Quebré.
Y entre Curas, tam, unos pareciendo diablos, buitres, había.
Iguales. Peores que los otros de dos piernas.
otros decían: "Hijo, Amor, Cristo".
Y ellos: "Contribución, mitayo a mis haciendas,
a tejer dentro de Iglesia, aceite para lámpara,
cera de monumentos, huevos de ceniza,
doctrina y ciegos doctrineros.
Vihuela, india parala cocina, hijas para la casa.
Así dijeron. Obedecí.
Y después: Sebastián, Manuel, Roque, Salva,
Miguel, Antonio, Mitayos, a hierba, leña, carbón,
paja, peces, piedras, maíz, mujeres, hijas. Todo servicio.
A runa-llama tam, que en tres meses
comistes dos mil corazones de ellas.
A mujer que tamcomistes
cerca de oreja de marido y de hijo,
noche a noche.
Brazos llevaron al mal.
Ojos al...
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