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Laura Gil
A escondidas
Pasó desapercibida una noticia con consecuencias para la política exterior colombiana. El 13 de mayo, El Espectador reportó que, durantesu viaje a Nueva York, el ministro Bermúdez buscó respaldo para una candidatura de Colombia al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Este órgano está conformado por cinco miembros permanentes-China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia- y diez más, con permanencias de dos años. Cada octubre, la Asamblea General renueva cinco de los miembros del Consejo, que ingresan a él elsiguiente enero.
La información de El Espectador no fue desmentida por la Cancillería. En febrero, un embajador extranjero en Bogotá había comentado el deseo del Gobierno de retornar al Consejo deSeguridad para el periodo 2011-2012. Parecía ilógico. ¿Por qué un Gobierno de salida tomaría una decisión que vincularía a la próxima administración durante la mitad de su mandato?
Colombia ha pertenecidoal Consejo de Seguridad en seis ocasiones (1947-1948, 1953-1954, 1957-1958, 1969-1970, 1989-1990 y 2001-2002). Es verdad que, pasada casi una década, se justificaría pensar en volver. Pero, ¿por quéembarcarse en esto en plena época electoral?
Si el futuro mandatario quisiera dar marcha atrás, el retiro de una candidatura en agosto resultaría oneroso en la arena internacional. ¿Qué seriedadmostraría Colombia si reversa una determinación de esta índole, cuyo carácter involucra el interés nacional y no el meramente partidista?
El presidente Uribe se declara ávido por "completar su tarea" ycontinúa comprometiendo vigencias futuras. Parece que no sólo dejará a su sucesor sin presupuesto, sino que también limitará su margen de acción internacional. O, ¿es esta una muestra más de que elGobierno solo ve a un continuista como Juan Manuel Santos sentado en el solio presidencial?
Es bien sabido que nuestros actuales dirigentes anhelan introducir la disputa colombo-venezolana en la agenda...